Más barata pero sin bolsa de Protect & Gamble; más avituallamiento en meta pero escaso en líquido para los de atrás; sin colas para recoger el dorsal pero sí dejando la mochila… La Mitja Marató de Mataró se ha desarrollado tal y como ha sido el día: lleno de claros y oscuros, de momentos de lluvia con otros que picaba el sol, de instantes que el viento soplaba a favor y otros que te arreaba a la cara.
Ha sido en una edición algo desangelada tanto por el factor meteorológico como por la animación y, muy especialmente, por un descenso muy acusado de participantes (casi la mitad de llegados a meta que el año pasado) que merece una reflexión para poder revertir la situación: ¿ha pesado el que comience un puente laboral bastante raro, que este fin de semana haya habido mucha más competencia que en 2015 (Mitja de Figueres, Cursa Sant Martí, 5k Hospitalet, Pujada al castell…), o que algunos se apuntaban por la motivación de hacer la compra de productos de limpieza en esta carrera? Lo que está claro es que si quieren que la de ésta 2016 sea recordada como la edición dónde se tocó suelo y de ahí comenzó la remontada es necesario dar un salto adelante tanto a nivel organizativo como de servicios.