Momentos críticos de carrera: recoger el dorsal

Una vez que hemos formalizado con relativo éxito nuestro pacto con las carreras populares a través de la inscripción nos toca darnos a conocer en sociedad. Si pensabas que ya era la hora de salir a correr siento desilusionarte, eso es sólo una minúscula parte lo que consiste una prueba atlética. Del mismo modo que en la mayoría de los casos hay que poner un poco de romanticismo para que todo fluya (una forma sutil de decir lleva al catre; nada que no se pueda solventar con una cena en un McDonalds y un par de cubatas aguados en cualquier paki estratégicamente situado al lado de un hostal por horas), en la competición deportiva ahí que actuar con una fórmula similar. En el running a esto se le llama ir a recoger el dorsal, y efectivamente, como habrás podido intuir en mis palabras, en la mayoría de las ocasiones suele ser un rollo del nivel peli de José Luis Garci.

Publicado en La Bolsa del Corredor.

Pero hay que cumplir con el trámite sí o sí, así que lo mejor que podemos hacer es poner buena cara y  aprender algunas sabias lecciones, entre ellas las de como evitar hacer el pelele (o al menos intentarlo).

La primera pregunta que uno debería plantearse no es la de acertar el color de la camiseta de la presente edición o el porcentaje de sobras recicladas metidas dentro de nuestra bolsa del corredor (eso, amigos, es el Cuore de las carreras) sino dónde demonios debemos dirigirnos para recoger el dichoso dorsal. Y la manera más sencilla de descifrar esa incógnita es acudir a la página web de la prueba.

Eso sería muy fácil sino fuera porque en la mayoría de casos alguna mente perversa ha decidido que no es suficiente tortura correr una distancia más o menos aproximada a lo prometido aborregados entre miles de personas que hay que intensificarlo mucho antes de desembarcar en la línea de salida. La mayoría de carreras quieren que afines tus dotes de explorador ocultando esa información en el lugar más insospechado, al menos a primera vista. Aquí una clasificación de estas webs según su grado de camaradería con el corredor:

  • Web amiga: Recoger el dorsal.
  • Web social: Preguntas frecuentes.
  • Web flipada: Feria del corredor.
  • Web estricta: Reglamento.
  • Web enemiga: En cualquier otro lugar.

*Y fíjate tú que manera más tonta de ganar visitas.

Se supone que cuando encuentres el lugar donde se incluye esa trascendental información (sin dorsal te conviertes en un paria en carrera, mal visto por el resto y forajido para los organizadores) se te indicará la dirección exacta, pero en ocasiones comprobarás que ésta y su disposición en algún mapa/ foto  /dibujo chusco con Paint que lo acompañe tiene la misma fiabilidad que si intentas hallarlo con Apple Maps. Así que no te extrañe encontrarte dando vueltas como un tonto por la zona teniendo el recinto delante de tus narices.

Consejo: Ya que te has metido en la web de esa carrera (espero que seas de los que tienen tarifa plana o chupe del wifi del vecino sino la inscripción te va a salir el doble de cara) no está de más que te fijes en quienes son los patrocinadores y colaboradores de la carrera. Tranquilo, no se te va a hacer un examen a la llegada al recinto para comprobar tu nivel de fidelidad corporativa, sino que te servirá de ayuda para localizar el lugar donde recoger el dorsal. ¿Cómo? Pues con una simple tontería como es fijarse en la bolsa que lleve la gente con la que te cruces: si es de alguna de las marcas que habías previamente escaneado estás por el buen camino. Entonces simplemente hay que seguir estas normas sacadas del lustroso baúl de la infancia:

  • Caliente, si te viene de cara.
  • Frío, si estás siguiendo su espalda.

Para asegurarte de que estás en lo cierto puedes comprobar si calzan zapatillas deportivas, en caso afirmativo es el momento ideal para asaltarles y hacer ese acto tan en desuso desde la creación del gps chusquero en el móvil como es preguntar.

Cuando hayas localizado el lugar (lo comprobarás porque habrá gente haciéndote el paseíllo a la vez que reparten flyers de otras pruebas) y lleves unas cuantas carreras en tus piernas te darás cuenta de que cada recinto es un mundo por descubrir. Desde una piscina municipal a una tienda de muebles, de una estación de trenes a un parque laberíntico…Originalidad al poder. A este paso no descarto que en breve haya que visitar discotecas, conventos o alguna prisión. Aun así, los lugares más habituales donde deberemos formalizar nuestro acto de fe suelen ser los siguientes:

  • En el mismo sitio donde se da la salida de la carrera (humilde pero efectivo): Te encontrarás una mesa destartalada donde unos abueletes, por norma la mar de salaos, y cuatro chavalines hacen un todo en uno: te sirven el dorsal, la camiseta e incluso se encargan de solucionar cualquier incidencia; típico de carreras pequeñas y de barrio que suele funcionar estupendamente a excepción de si acudes a finiquitar esa tarea el mismo día de la prueba donde tocará hacer cola.
  • En la sede de la entidad que lo organiza como una asociación de vecinos, club deportivo… (lo tradicional): Lo mismo que en el anterior caso pero resguardados de las inclemencias meteorológicas y con un conjunto organizativo algo mayor y más rodado. Suelen estar situados nada más entrar al recinto así que las molestias con los habituales de las instalaciones (aguerridos jugadores del mus, potenciales entrenadores de primera división y carnaza del zumba fitness y similares) son mínimas.
  • Centro de operaciones de alguno de los patrocinadores. Lo que viene a ser en cristiano una tienda  o comercio (quien paga manda): Lugar más que conflictivo ya que suelen coincidir compradores habituales, curiosos, currantes e intentos de atletas. Un batiburrillo de gente, en el que tenemos que estar por la labor de evitar tropezones. No sería ni el primer ni el último caso en el que una mala digestión de Feng Shui a la hora de colocar las mesas y las perchas nos ha llevado a una lesión de lo más tonta (acentuado por el amor a las aristas que profesa la generación Ikea). Si sobrevives a eso y a una banda sonora que parece confeccionada para acompañar las hazañas de los de Gandia Shore (aunque también les puede dar por la world music de rico progre) ya podrás festejar que has pasado uno de los momentos críticos de carrera (casi más que ponerse a correr). El punto exacto donde recoger el dorsal suele estar situado estratégicamente en el fondo de la tienda para que así tengas que traspasarla y empaparte de espíritu consumista. Y les suele funcionar. Casi siempre sales más pobre de como entras.
  • Centro comercial (sálvese quien pueda). Si ya los nervios previos a una carrera comienzan a aflorar a lo largo de la semana es aquí en el momento que explotan más gratuitamente que cualquier producción cinematográfica de Michael Bay. El caos se adueña en pocos minutos y nos toca hacer una yincana en la que deberás superar a niños berreando a un nivel auditivo que roza la multa y el cierre de locales nocturnos, quinceañeras que hacen eses de escaparate en escaparate (ensayando así su vuelta a casa a las seis de la mañana) y varias barricadas en forma de carritos de la compra y descuentos en maquillaje y cuentas bancarias. Cuando al final consigas alcanzar el punto de destino (la ley de Murphy dictamina que se sitúa en la última de las plantas que hayas explorado), comprobarás que el lugar asignado para atenderte a ti y a los miles de corredores (cuando hay un centro comercial haciendo promo de la carrera es que ésta ya es como mínimo de rango medio alto) es minúsculo y está atestado. Aquí ya comienza a diversificarse las colas: como poco tendrás la de recoger el dorsal por un lado y la de incidencias por otro. ¿Algo positivo? que puedes matar dos pájaros de un tiro: cumplir con la parte deportiva y atender el resto de asuntos y tareas del fin de semana allí mismo (como ir a ver la última obra maestra de Michael Bay).
  • Centro de convenciones y exposiciones (la cosa se pone seria). La lógica es que cuanto más grande es una carrera más espacio necesita para atender a los participantes. Cuando sobrepasan los 10.000 lo más frecuente es que se busquen recintos que puedan asumir ese volumen de gente aunque a veces te la encuentres haciendo cola en la calle (aunque se aumente el personal nunca es proporcional al volumen de participantes). Y que mejor sitio que compartir espacio con el Salón de cualquier cosa que me quieras vender con risa sibilina que atrae cash a la ciudad, prestigio turístico y trabajo extra para las prostitutas. Aquí todo está mucho más profesionalizado y el tema de la acreditación de tu marca comenzará a darte más de un quebradero de cabeza (hablaremos de ello en breve). Por cierto, si te sabía a poco con un par ahora tendrás más colas que tragar: dorsal, camiseta, incidencias…

Consejo: Si vas a recoger el dorsal y tienes otros asuntos pendientes, reflexiona si te sale más a cuenta cumplir el trámite antes o después de atender estos. Hay una teoría del almendruco que suele funcionar: cuanto más grande es una carrera (en participantes, infraestructura,…) más tardarás en finiquitar el asunto; en cambio, cuanto más pequeña es esa prueba más probable es que te lo ventiles en un santiamén. En el primer caso aconsejo ir después de realizar tus tareas, en el segundo puedes hacerlo sin ningún problema antes.

Consejo: ¿Cuál es la mejor hora a la que acudir? Como en casi todas las actos vitales de consumo masivo y de pago incruento (ir al cine, circular por autopista, hacerse con el último smartphone) también existen las horas valle y las horas críticas. Sé que da igual lo que diga ya que la humanidad tiene un deseo irrefrenable por los amores tóxicos, por beber del cartón de la leche caducada y por hacer bulto (el principio de cuanto más larga… aquí es literal). Como siempre, acabamos llegando en tromba todos en el mismo momento. Pero si somos capaces de controlar ese instinto innato de meternos en problemas sin ton ni son nos podemos ahorrar algunas colas y, en consecuencia, bastante tiempo:

  • Horas Valle: Dos días o más antes de la carrera a casi cualquier hora; día anterior a primera hora.
  • Horas Críticas: El día anterior por la tarde o el mismo día de la carrera.

Consulta, por eso, en su página web que días dan de plazo para recoger el dorsal. Suele variar según el volumen de gente inscrita en la carrera (cuantos más participantes más tiempo para realizar el trámite). ¡Ojo, que algunas no permiten recoger el dorsal el mismo día de la carrera!

Y esto es sólo el principio, aún nos queda indagar que se esconde tras el turbulento mundo de la Feria del Corredor y algunos consejos para maquillar algún ridículo social y reclamar lo que es nuestro sin parecer que queramos rodear (que no asaltar) el Congreso. ¡Hasta la próxima!

PRIMERA PARTE: LA INSCRIPCIÓN

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