Una carrera popular no es solo ponerse un dorsal (son las mil historias que hay antes, durante y después)

La sitúas en el calendario, te la marcas como un reto y la acabas confirmando con un “Sí, quiero”. Ese es el comienzo de todas las aventuras, pero eso no viene de nuevo. Y eso tampoco ha cambiado en las pocas carreras populares que se gestionan actualmente y que sirven como placebo exiguo a falta de la droga dura que no volverá hasta dentro de un largo periodo de tiempo.

Una carrera puede ser un dorsal, un propósito de tiempo estimado, una camiseta o medalla y una foto para subir a las redes sociales. Pero no creas que solo es eso. Una carrera popular es para muchos su forma de hacer nuevas amistades, de empatizar y de estrechar lazos. En definitiva, de socializar con otra gente tras una semana absortos en cumplir con su propia supervivencia en una sociedad que te obliga a que el 80% de tu tiempo se concentre en asumir una serie de agotadoras responsabilidades.

Porque al igual que ese estribillo de una canción que eriza el vello en un concierto a todos los congregados frente a un escenario, también en su propio ámbito puedo asegurar que unen unas zapatillas, unas gotas de sufrimiento y un objetivo común.

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Aquí te ayudo a elegir tu próxima carrera

Llevamos tanto tiempo sin colgarnos un dorsal que nos van a tener que hacer un tutorial (vía YouTube, que ahora la cosa no está para briefings en zulos con pestazo a Reflex) para volver a enseñarnos a colocarnos los imperdibles sin temor a desangrarnos en el intento.

Para haceros más fácil el camino a la vuelta a la competición (aunque sea a un mundo de tu mejor forma… Cómo cuesta recuperar el tono cuando te pasas media vida cocinando pan…) aquí te ayudo en una de las decisiones más trascendentales que te van a tocar tomar.

¿Qué no sabes cuál debe ser tu próxima carrera? Pues te podría decir que fuese en consonancia a lo que has entrenado estos días, por las zonas por dónde has corrido y las distancias que has podido normalizar en tus entrenamientos. Pero eso sería demasiado fácil y siempre será mucho más divertido y descerebrado si lo haces a voleo. A jugar!!!!

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El voluntario no es tu sirviente

Voluntarios carreras

Partamos de esa frase que de tan manida ya parece que esté menos preñada de verdad (aunque siempre es matizable): Una persona que es agradable contigo pero trata mal a un camarero no es una persona agradable. Pues bien, cambia camarero por voluntario y te darás cuenta que también en el mundillo de las carreras populares puedes encontrarte a gente de lo más molesta que aboca su furia con el menos indicado.

Es algo que ocurría antes, sucede ahora y pasará en un futuro, pero es quizá actualmente cuando más se deja notar: somos más, por lo tanto, se incrementa el número de corredores con los que vale la pena compartir km y también el de cafres a los que nos encantaría dar boleto. Siguen siendo pocos, muy pocos, pero son la mar de ruidosos. Sigue leyendo

Y tú, ¿Cuánto sabes de lo del running? (Kipchoge edition)

No todo es darle caña a las piernas, también hay que darle al coco para ser un mejor atleta o… bueno, eso tampoco es realmente necesario (que hay cada uno a ritmos sub 3′ que es para darle de comer a parte cuando abre la boca).

Pero en Blogmaldito siempre aspiramos a elevar el nivel de nuestros lectores y situarlo donde se merece, que sería en un debate del Sálvame. El problema es que como los derechos son carísimos, mejor es que volvamos con nuestra apuesta por el Pasapalabra del running tras una primera edición protagonizada por el gran Ge.

Y yo aquí te propongo que retes al mismísimo Kipchoge mirando de descifrar el máximo número de definiciones sobre todo lo que tiene que ver con correr. A ver cuántas aciertas!

PASAPALABRA (GEBRESELASSIE EDITION)
PASAPALABRA (KIPCHOGE EDITION)

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Las fases de la desescalada (para corredores, runners y campeones de rellano)

Ahí andamos, más que corremos, los ruiners del palo, comenzando a vivir esa amalgama de sensaciones de volver a calzarse unas bambas: la felicidad de la primera zancada, el sufrimiento de la segunda, las putas agujetas tras la tercera.

Ese va a ser el camino hasta alcanzar lo que se ha denominado como NUEVA NORMALIDAD y, que en el caso de corredores como yo, no es otra cosa que probablemente seguir dando pena creyéndonos que vamos a un ritmo de misil tierra-aire. Pero, y lo bien que nos lo pasamos, eh!

Y ahora que ha llegado el Plan de desescalada por fases es momento para analizarlo en detalle para que tengas claro el qué, el cómo, el dónde y el cuándo y así saber a qué atenerte en ese proceso para convertirte de nuevo en una auténtica bestia parda de mitad del pelotón (o algo más atrás). Aquí lo tienes detallado.

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Yo también fui un novato (y mañana lo volveré a ser)

Es más que probable que el sábado, cuando después de tanto tiempo de parón (si no eres de los suertudos que de algún modo u otro han podido sortear la situación) salgas a correr por primera vez (a no ser que lo retrases unos días por temor al barullo y a ser posible víctima de algún instructor de la moral con móvil en ristre), te acabes llevando más de una sorpresa.

La primera es que las piernas no tirarán para nada como te gustaría. Tocará  tener presente esto: Recuerda que correr siempre fue disfrutar ya fuese a 3′ o 6′ el km.

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Normativa para que los corredores cumplan sin lloros el plan de desconfinamiento (guía útil)

Que por ahí van diciendo que en breve se acaba la prisión domiciliaria y podemos volver a salir a tomar el aire y, en nuestro caso, calzarnos las bambas sin paredes haciendo de muro más chungo que el de la maratón.

Pero nos ha pillado tan en bragas que el desconfinamiento que, depende cómo lo asumas, puede ser más traumático que otra nueva versión del Resistiré en boca de Melendi. Y es que las expectativas que tenemos (vamos, volar a lo Bekele gracias a los ejercicios de la Patry Jordan) sobre lo que será la dura realidad (sacar el hígado antes incluso de que tu GPS halla pillado la señal) nos puede llevar a que la hostia se sienta más allá de Orión. Y es que, chic@s, es volver a la virginidad atlética. Así que va doler, no sabes cóooooomo va a doler.

Para evitar cualquier error fatal, aquí os propongo una serie de normas y reglas a cumplir estrictamente por todos y cada uno de los corredores que habitan este planeta (que cuento que triplica la población total de la gente normal en Tierra por la brasa que hemos dado estos días) que nos permitirá una puesta a punto progresiva sin traumas físicos ni, sobre todo, emocionales (que estamos que a la más mínima nos salta la lágrima).

Un plan sin fisuras. Bueno… Será más bien un plan con fisuras. Con fisuras en los metatarsianos, en el peroné…

Ahora más en serio: Cuidaros vosotros y cuidaros del resto cuidando de mantener la distancia social cada vez que salgáis a correr.

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Volver a correr, pero con qué coste

Con el correr sucede lo mismo que con cualquier otro ámbito de la vida moderna: todos nos sentimos clase media, y dependiendo de si nos comparamos con los pros o con los que consideramos algo más lentos, entonces somos clase media alta o clase media baja (o totalmente denostados cuando clamamos por las injusticias). Y solo nos vemos privilegiados cuando ya es demasiado tarde y solo nos queda añorar el pasado. Sigue leyendo

Ocho tipo de corredores que han surgido durante el confinamiento

Que el tener que quedarse encerrado en casa ha hecho destacar nuestro ingenio como mostrar nuestras debilidades, el generar nuevas maneras de interactuar entre nosotros e, incluso, ser origen de nuevos roles, es algo que ha quedado presente estos días.

En el mundillo del deporte popular (el de corredores de medio pelo, globeros y triatletas de panzón) no es algo que haya quedado al margen. Vamos a repasar los ocho tipos nuevos de corredores que han nacido gracias al (bueno, mejor, a pesar de…) puñetero COVID-19. Sigue leyendo

El día que volvamos a correr

El día que volvamos a correr seguramente en lo que menos piense será en ponerme a correr sino en las ganas que tengo de ver como todo en mi vida vuelve a tomar un cariz de cierta normalidad.

Significará que lo peor, a nivel de coste humano, quedó ya definitivamente atrás. Y esa será la mayor felicidad, más que calzarme unas bambas, os lo aseguro. Significará también que podré mostrar mi agradecimiento a aquellas personas (amigos, familia y nuevas adquisiciones al círculo de íntimos) que estas últimas semanas me han demostrado que la cercanía no está reñida con la distancia. Poder dar un abrazo, estrechar una mano o compartir una sonrisa de complicidad… si el cambio de hábitos no nos impone ser tan sanitariamente restrictivos como para modificar para siempre nuestra forma de demostrar afecto.

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