
Pues, oye, que en la R&R Maratón de Madrid (o R&R Madrid Running Series como se hace llamar ahora) puedo decir que he encontrado la horma de mi zapato o vaporfly: una prueba con ese perfil puñetero y divertidísimo que te está poniendo a prueba en cada metro que vas pisando y que te invita a la aventura. ¿La sufrirás? Probablemente. ¿Lo pasarás en grande? Sin ninguna duda.
Un evento que además supone la vuelta de una de las grandes maratones (aunque es cierto que en la distancia reina algo venida a menos estos últimos años) y el disparo de salida para lo que hagan el resto. Y eso es una gran noticia porque creo que la apuesta era arriesgada pero ha salido de cara por, considero, un muy buen trabajo previo que el día de la prueba se ha plasmado bastante bien, de notable alto, más allá de algunos fallos que siempre hay que tener en cuenta para subsanarlos en el futuro y que lastran algo el resultado final, pero que no son tanto vinculados a la pandemia como a errores que se podrían haber dado en cualquier otra edición normal (lo cual no exime).
Y para el que escribe también es una carrera que esta vez, por la tralla que llevo encima y que los objetivos los tengo a partir de noviembre, he podido disfrutar al máximo yendo a una marcha menos y así aprovechar para empaparme de los ánimos de la gente de la ciudad, echar fotos y tomar apuntes para cuando le toque ponerme con su #ConsejosExprés.
A parte de la crónica de la carrera os dejo algunas fotos (cerca de 3.000) tiradas muy al tun tun y sin mucho tiempo (esta vez estaba muy condicionado por los horarios de un fin de semana intenso con mil cosas que atender), así que solo alcancé hasta corredores de 4h30′ en la Maratón. Os prometo que la próxima vez que vuelva lo haré con el tiempo suficiente para quedarme y echar fotos del primero al último.
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