Un paso (o, mejor, zancada) que da cada edición la Maratón de Valencia sirve para reafirmar y afianzarse como la no Major que no necesita ser Major porque ya se vale por sí misma,. Esto es, un éxito abrumador de participación (ya van por los 33.000 inscritos), un desafío constante en intenta ser la más rápida que existe y una obsesión enfermiza por el detalle y la excelencia organizativa. Y no me quiero olvidar de el otro gran valor aquí: una ciudad volcada con SU maratón y con los que participan en ella.
Ahora lo que realmente nos tiene en vilo a la mayoría de los corredores: ¿y esto cómo se corre? Pues, bueno, yo solo puedo aportar mi experiencia como corredor popular (o sea, justita y limitada) y participante pasado, presente y eterno. Vuelvo a tener la suerte (y en muchas otras carreras también sucede y os lo agradezco un montón) de poder apoyarme en alguien que se la conoce al dedillo; en este caso mostrar de nuevo mi agradecimiento a Julio Belmin (media entrada es gracias a él), que la ha corrido varios años en plan competitivo o haciendo de práctico. Allá vamos.
Mucha fuerza y disfrutarla al máximo!