El síndrome pos vacacional es el doble de intenso en un corredor popular. Se acaban las vacaciones, vuelven al trabajo los que tienen algo de suerte, el resto nos dividimos entre el esclavismo laboral (lo que se estila hoy en día), la cola del paro o la emigración. Pero, sobre todo, iniciamos una nueva campaña con el temor de saber que hemos hecho supuestas maldades (y lo bien que nos lo hemos pasado, ¿no?) que se dan de hostias con un estado de forma óptimo. ¿Cómo recuperar esa sensación ya perdida de sentirse rápido en nuestro subconsciente (luego los vídeos nos pone a cada uno en nuestro sitio)? Pues para ello me he sacado de la manga una fórmula carente totalmente de base científica que no te servirá para nada más que matar el tiempo.
verano
Correr en verano (sin derretirse)
Casi todo lo bueno llega en verano: Mejora el tiempo, llegan las vacaciones, la buena vida (o la menos mala), la playa, las salidas nocturnas, la conquista la montaña, el sexo sin compromiso, el alcohol sin compromiso, los festivales confiscaneuronas, los viajes que son más lustrosos en tu cabeza que en términos prácticos… y, por supuesto, arrea el calor de mala manera. Las ganas de salir a correr a veces se topan con un muro casi infranqueable: el infierno de las temperaturas… Pero siempre se le puede dar esquinazo. Estos son los horarios para salir a correr en verano, sus pros, sus contras y sus consecuencias. ¿Cual es tu mejor hora predilecta para patearte las calles?
Espero que en un tiempo pueda comentar con cierta sorna que yo sobreviví a una infernal mudanza, de mientras sólo me queda batallar para que no me engulla este maremagnum de muebles, defectos estructurales y litros de tóxico desengrasante. En breve (o sea, en nada) vuelvo a los tochos ortopédicos de texto sobre otro pozo sin fondo, el mundo del running (por si había alguien, que lo dudo, que se lo estaba preguntando). ¡Salud!