Lo asumo, he sido un pitxapins* toda mi vida (y aún me quedan secuelas), he dado la nota pasando del asfalto a la montaña creyéndome que mutar de Bolt a Kilian iba a ser un camino sencillo y, sobre todo, nada aparatoso y ortopédico. Pero a pesar de vivir media vida entre la urbe y la montaña no dejo de caer una y otra vez en esos errores de cosmopolita que pisa por primera vez la montaña. Y se nota, ya te digo que se nota. Te cuento aquí todo aquello que nos delata como orgullosos asfalteros que un día nos da por hacer el cabra por los montes.
Pitxapins: En Cataluña es una manera que tienen los de pueblo de montaña de etiquetar a los de ciudad que recalan por sus territorios.