Cada día es una lucha sin cuartel con las sábanas, la guerra (fría) con la ducha y una batalla campal con el ropero. En el horizonte asoma el primer reto de la jornada: encontrar la pareja del calcetín y dar con la combinación cromática perfecta de camisa y pantalón mientras desengancho las legañas con la palanca de una excavadora. Y es que la vida está llena de desafíos a los que hay que hacer frente, y aunque el populacho no nos entienda y viva ensimismada en su mundo rutinario y perfecto, quedamos unos pocos que aceptamos cada envite que se nos presenta. Sigue leyendo