Ellos vuelan, muchos de nosotros nos arrastramos. Ellos lucen cuerpos de infarto trabajados en sesiones maratonianas de gimnasio, nosotros somos más heterogéneos y menos dictadores con nuestro físico. Ellos se llevan la gloría pública, nosotros la del lugar más importante del universo: nuestra casa. Y aunque bien es cierto que entre élite y populares nos separa el nivel deportivo nos une la misma ambición por conquistar retos en principio inalcanzables (después verás que no, que casi todo con esfuerzo y sentido común está al alcance de cualquiera). Por eso, a partir de lo que acontece en el Mundial de atletismo de Moscú 2013 podemos extraer unas cuantas sabias lecciones para aquellos que hemos hecho del running una pequeña anécdota vital.
Publicado en La Bolsa del Corredor.
1- El objetivo no es siempre la victoria: Bajar marca personal, mantenerse como el primero de los tuyos, escalar alguna posición o simplemente volver a sentirte atleta tras una mala época deportiva son gestas que suelen pasar desapercibidas por los medios de comunicación pero que para el que las conquista suelen ser casi tan importantes como llegar primero a meta. La quinta posición de la gallega Alessandra Aguilar sabe casi tan a victoria como la de Edna Kiplagat en el mismo maratón femenino. E incluso diría que el regusto es mayor en el caso de la primera que en el de la doble medalla de oro (ganó también en 2011) ya que en la repetición siempre se pierde algo del entusiasmo. Dando la vuelta a la frase inicial: la victoria está en el objetivo.
3- El trabajo de varios meses se te puede truncar en un sólo instante: Desgraciadamente el running no es una ciencia exacta y puede suceder justo el caso contrario del anterior: que llegues como nunca y al final por cualquier nimiedad todo ese trabajo se eché por tierra. La etíope Sofía Assefa tropezó en una valla cuando demostraba que estaba para luchar por el oro (y aún así rascó un muy meritorio bronce). Sergio Sánchez buscaba la final del 5.000 pero una mala noche en la que no pegó ni ojo (cosas del jet lag, comentó) lo dejó KO para la carrera. Y Usain Bolt esta vez aprendió la lección y en Moscú su nivel de concentración fue muchísimo mayor que en el mundial de Daegu donde fue descalificado por una salida nula; limitó su show particular para centrarse en la carrera y… venció, como siempre. Y es que de estas vicisitudes siempre se aprende, para bien y para mal. Aunque desafortunadamente no controlamos todos los factores que hay vinculados a una carrera no es cuestión de fustigarse. Si tú has puesto actitud y piernas, aunque no haya salido las cosas tal como nos gustaría, al menos deberías estar satisfecho por tu trabajo.
5- Las marcas sólo salen si se da la cuadratura del círculo: Y como hemos comentado anteriormente no todo está en nuestras manos. Nosotros aportamos los dos ingredientes más importantes: piernas y motivación, pero hay muchos factores que pueden impedir que cumplamos nuestros objetivos en cuanto a marcas se refiere. Que haga viento, que llueva (como sucedió en la final de los 100 m lisos), que por estrategia de tus rivales la carrera sea más lenta de lo previsto, que la hora de la prueba no coincida con tu mejor momento físico del día (a muchos competir por la mañana se les atraganta), que las televisiones decidan que tu prueba se deba hacer a una hora concreta para contentar al grueso de sus espectadores (algo que ocurre con los maratones masculinos y femeninos) pero que son un horror para los corredores por los factores meteorológicos (calor y humedad)… Muchas variables que pueden dar al traste con nuestros objetivos pero que no debemos interiorizar como un fracaso sino como gajes del oficio.
6- Estar allí ya es un premio: Como con los Juegos Olímpicos, acudir a un mundial es el sueño húmedo de la mayoría de l@s atletas de élite, un premio al que se le pone la guinda completando una buena competición. No es cuestión de tomarse la carrera a la pachorra pero sí de saber saborear cada momento que se está allí. Un día solté que un maratoniano no era el que cruzaba la meta (ese es un finisher) sino el que tiene el coraje de situarse en la línea de salida, ya que eso en el 98% de los casos (siempre hay un 2% de descerebrados que se apuntan cegados por la leyenda pero sin base para rendir) significa que se ha estado sacrificando meses y meses por estar allí. Pues para muchos corredores populares disfrutar de la estancia es tan reconfortante como rebajar marca personal.
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– El noble arte del recortador
– 50 sombras del trail (capítulos 1, 2 y 3)
