Icono del sitio BLOGMALDITO

Yo también fui un novato (y mañana lo volveré a ser)

Es más que probable que el sábado, cuando después de tanto tiempo de parón (si no eres de los suertudos que de algún modo u otro han podido sortear la situación) salgas a correr por primera vez (a no ser que lo retrases unos días por temor al barullo y a ser posible víctima de algún instructor de la moral con móvil en ristre), te acabes llevando más de una sorpresa.

La primera es que las piernas no tirarán para nada como te gustaría. Tocará  tener presente esto: Recuerda que correr siempre fue disfrutar ya fuese a 3′ o 6′ el km.

La segunda, descubrir dolores en los lugares más insospechados como cuando eras un novato. El mantra será entonces: Te has pasado 50 días sin poder correr, no seas tan cenutrio de salir a tope, joderte y pasarte 50 más sin volver a hacerlo.

La tercera, cruzarte con algún conocido que, vaya tú qué curioso, justamente ahora le ha dado por calzarse las bambas. Y aquí, con esto último, es con lo que realmente hay que tener más cuidado.

Será un momento en que asaltará un dilema con susodicho personaje: ¿Se están aprovechando de la situación o lo hace porque realmente está interesado en comenzar a practicar actividad física?

Y quizá será el momento de poner sobre la mesa si tanto tiempo de encierro severo nos ha agriado a casi todos el carácter un poco cuando se trata de juzgar aquello que desconocemos. Más tocados a nivel emocional, puede que estemos en una fase que saltamos a la más mínima cuando antes contábamos hasta cinco, diez o mil a la hora de responder. Sí, también había el caso del que te dilapidaba sin mediar palabra antes incluso de haberse producido la supuesta hecatombe, a esos la única forma de combatirlos es ignorarlos.

Creo que costará su tiempo volver a destensarse… Yo me agarro a que el disfrutar del aire libre, notar los rayos del sol directamente en la cara y comenzar de nuevo a poder poner cara físicamente a la gente que estimas serán, así lo deseo, los mejores reparadores. Ser libres y volver a socializar como medida urgente para disfrutar de lo realmente importante.

Y ahí espero tener presente que una vez todos fuimos novatos. Aún iría más allá: ser conscientes que en repetidas ocasiones hemos sido novatos y nos ha tocado volver a comenzar de cero.

Porque ya no es solo el recuerdo de esas primeras veces que salimos con esa mezcla de miedo al qué dirán y la ingenuidad del esto está chupado… y a los pocos minutos ya estaba semi infartando y girando la cabeza avergonzado por si alguien estaba contemplando la escena.

Será también el recuerdo cansino de tener que volver a desempolvar la caja de herramientas ya sabiendo el martirio que toca pasar al principio, ya que durante una buena temporada (semanas, meses, años) lo tuviste que dejar de lado porque los achaques físicos, el preferir otro tipo de motivaciones/emociones o las propias responsabilidades de la vida, te apartaron de algo que te encantaba (o sencillamente te beneficiaba), pero que, por diferentes circunstancias, o dejó de ser preferente o no le pudiste hacer un hueco.

También habrá que forzarse a asumir que nadie tiene patente de corso en esto de correr por más años que se lleve dándole a la zapa y la experiencia adquirida (con sus lagunas temporales, en mi caso es toda la vida). Que habrá gente que, como siempre sucede, lo pruebe y lo deje y no tengo por qué señalarlos con un Te lo decía porque yo también dejé judo a la segunda clase por los palizones, guitarra a la tercera por mi bochornosa falta de coordinación digital y poesía a la cuarta cuando me di cuenta que lo de ligar entre poco y nada. Y que aunque para algunos correr será algo de suma importancia en su vida diaria, para otros no pasa de mero pasatiempo sin más trascendencia que la de que le permita una serie de beneficios a nivel físico o mental. Y eso no significa que los primeros tengan más derechos a repartir carnés.

Y deberemos ser conscientes que aunque pueda ser cierto que alguno salga a partir del sábado por el único interés de aprovechar un vacío legal, el mismo nivel de aprovechados los tendremos dentro de nuestro gremio con los que les pedirán que limiten sus aventuras atléticas a una franja horaria y se lo pasaran por el forro, se les recomendará una distancia concreta y estirarán el recorrido hasta dar la vuelta al globo o se les conminará a salir una vez al día y desconectarán el GPS para poder doblar sesiones.

Y es que dar por hecho que el que comienza es más culpable que el que lleva toda la vida es dar a entender que correr es la liga de las buenas personas. Vamos, una ingenuidad.

Lo que más necesita esa gente que este sábado comienza a correr quizá ni es ánimo, quizá lo que más necesitan es que se les deje en paz, que no se les fiscalice y se dé por hecho que son unos interesados. Que cada uno tiene en su casa sus propios problemas como para que se les vayas echando sal a la herida.

Y aunque lo de ser interesado fuese real en algún caso de los que se presenten, qué mejor que lo sea si al final hay la mínima posibilidad de que milagrósamente acabe convirtiendo esto de correr en algo que le marque de por vida. Bienvenido sea.

Ojalá sea siempre novato: ojalá la primera vez con la incertidumbre del camino a recorrer, el respeto del primer dorsal, el empecinamiento en el primer error.

Eres igual de corredor decidas salir o no a correr cuando hace mal tiempo, vayas al ritmo que vayas, lo hagas por un motivo que te llene o solo por un beneficio práctico, te sacrifiques más o menos, o sientas una pasión mayor o menor al hacerlo. El resto son fantasías para marcar una línea roja entre ‘corredores de verdad’ y los que no. Y es que nadie tiene la patente de corso en esto de correr. Bienvenidos todos los que lo intentan por 1ª vez porque todos hemos tenido una primera vez y, si me apuras, un buen montón de primeras veces.

Gracias a Karnaplosky y Premarathon por la inspiración

Salir de la versión móvil