Desfondados pero con la adrenalina por las nubes, disfrutando ya de la mejor sensación del yonkismo atlético, es hora (sí, también me lo podría ahorrar) de hacer un “sesudísimo” análisis de la mejor carrera que tiene esta dichosa ciudad.
– El cambio de hora es el primer muro de la Marató. Definitivamente, saber acertar con la alarma del despertador puede convertirse en un factor más determinante que ir controlando tus tiempos con ese megachulo reloj/gps/onetoucheasy. Una ecuación que ni el cerebrito Sheldon Cooper se vería capacitado de resolver sin dejarse la mitad de su vida neuronal en ello. Ni me quiero imaginar la de gente que al final se le habrá pasado la hora, la que se ha presentado una hora antes (yo he estado a punto…) y la que le ha sentado como una patada en lo más hondo de su metabolismo.
– Subir al metro para sentir el sonido del silencio. Ni un alma suelta una palabra a primera hora de la mañana. Con lo charlatones que nos volvemos después… Estos pueden ser los motivos:
- Hay mucho sueño (y yo que me río, cuando estáis la mayoría atacado de los nervios desde hace días)
- Estáis concentrados y expectantes como si lo que se avecinase fuera una misión digna del desembarco de Normandía.
- Estáis simplemente acojonados, algo de lo más humano cuando hay que batir un coloso de 42 km y 195 metros de alto y uno piensa que es lo más parecido a ser conducido al matadero.
–Decepción no es lo mismo que derrota, derrota no es igual a fracaso (Josef Ajram tatuate esta frase si tienes bemoles). Que no hayas conseguido tu marca esperada hoy entra dentro de lo más normal del mundo, ese calor (al final asfixiante) ahogaba cualquier esperanza de mejora atlética. Pero de ahí a deprimirse va un trecho enorme, porque lo principal lo has conseguido, que es salir vivo. Si eres de los que no han podido terminarla mentalizate que es una derrota, sí, pero jamás, JAMÁS, un fracaso. Fracaso es de aquel que no lo intenta. Y siempre se prefiere a los valientes que caen en combate que a los cobardes que se lo miran desde el burladero.
– Por eso #erescorredor si… te da un jamacuco a 300 metros de la meta, de tal nivel que cuando recuperas el conocimiento aún ves que tienes las piernas levantadas por una chica y que otro te da masajes hídricos en la frente (sin erótico resultado, ojo), y sólo se te ocurre decir cuanto falta para la meta y si esa marca que pretendías aún es factible. Sí, lo era, pero hay que tenerlos cuadrados para después de semejante susto aún seguir pensando en terminar la carrera. Olé tú.
– La vaselina es tu amiga. Esto, que podría sonar a anuncio de sauna ochentera, es un principio básico de la larga distancia. Había algunas camisetas con unos churretes de sangre que ni la bendita Sábana Santa. Chic@s, el sufrimiento gratuito se lo dejamos al cristianismo para dentro de una semana.
– Una gesta siempre luce más al sol. El ganador de hoy ha sido incapaz de bajar de las 2h11′, eso dice mucho de como se ha presentado la carrera en el momento que ha aparecido el calor. Por eso lo importante es que habéis vencido a uno de los mayores enemigos del corredor: las inclemencias meteorológicas. El sol puede caldear los ánimos pero también fundir los sueños. Y lo que habéis conseguido sólo tiene un significado: épico.
Las notas:
- Un 9 a la organización. Poco que añadir, innumerables avituallamientos aunque quizá algo saturados (ojo, hasta stands de vaselina, muy grande), magnifica señalización y cronometraje. Lo de los masajes, un lujazo. Y un manejo de la situación que ya les gustaría a otro tipo de carreras, más cortas y con menos fervor popular. Chapeau.
- Un 11 al público. Si el año pasado ya era considerable el aumento de aficionados que se había abocado a la calle para apoyar el paso de la Marató, este año, por momentos, casi da para una rúa de Champions. Abogo ya por considerar la gimcana de la línea roja del metro como deporte olímpico (mal el ayuntamiento por no prever el aumento de pasajeros en una cita como ésta).
- Y un 15 a los valientes. A los que era su primer maratón, no os voy a contar nada que no vayáis a indicar en vuestros respectivos blogs (iré insertando aquí las impresiones que vayáis colgando), o que no tengan que aguantar durante semanas vuestros allegados (aprovechad que para eso os lo habéis ganado). A los más experimentados, por seguir haciendo de la Marató de Barcelona un referente atlético ya de primer nivel. Y a los guiris, por dejar claro que ésta carrera vale, y mucho, la pena.
– ¿Y cuando puedo inscribirme en la próxima? Jaja, sabía que al final caeríais rendidos. ¡Bienvenidos locos del running!
/Si no has tenido aún suficiente con semejante tocho puedes pasarte por esta particularísima guía con consejos para novatos maratonianos:
Consejos suicidas para novatos de la Marató (1)
Consejos suicidas para novatos de la Marató (2)
Consejos suicidas para novatos de la Marató (y 3)
/Y si aún te queda algo de resuello aquí tienes la crónica de La Marató por un principiante.
*Ah, no te olvides que todo lo que quisiste saber de la Marató y no te atreviste a preguntar lo tienes en este link perfectamente recopilado.
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