Volver a correr, pero con qué coste

Con el correr sucede lo mismo que con cualquier otro ámbito de la vida moderna: todos nos sentimos clase media, y dependiendo de si nos comparamos con los pros o con los que consideramos algo más lentos, entonces somos clase media alta o clase media baja (o totalmente denostados cuando clamamos por las injusticias). Y solo nos vemos privilegiados cuando ya es demasiado tarde y solo nos queda añorar el pasado.

El cuándo volveremos a correr, un reduccionismo interesado del cuándo volveremos a salir a la calle como si fuéramos más merecedores de estar en la lista de los de por atender que otros colectivos (¿o es que realmente pensamos que «practicar actividad física» es solo correr y no también salir a caminar o pasear?), más que una pregunta lógica y que da para abrir un buen melón (el de debatir qué debe primar antes: la responsabilidad ética contigo mismo como individuo o la de los demás como colectivo, el de hasta qué punto aceptamos ceder nuestros derechos fundamentales, el de poner de verdad en valor el deporte como generador de salud a nivel físico y mental) se ha convertido en una forma de soliviantar los ánimos de los propios corredores, una manera de echarnos los trastos entre nosotros centrando el debate en el ombliguismo. Y, de paso, olvidarnos de poner en perspectiva que estamos en una situación de crisis aguda que no solo nos afecta a nosotros.

¿Se puede cumplir con el confinamiento a rajatabla y a la vez discutir su conveniencia y no por eso caer en contradicción? Se puede y se debería, pero es posible que pocos (que los hay y agradezco mucho cuando lo hacen) estén por la  labor cuando lo que abunda son los del resultado inmediato o los de atizar con el mazo.

Y es tan fácil como pillar una declaración, retorcerla e inflarla para dar a entender más de lo que realmente quiere decir y publicarla lo más rápido posible para adelantarse a la competencia y empaparse de esa primera ola de atención colectiva que genera jugosos clicks a la causa. Con eso a nosotros ya nos hacen la tarde (ahora que disponemos, si no de todo, de mucho más tiempo libre para hablar de ello) y tenemos para soltar la lengua (digital) con el jugoso tema candente, que no lo es tanto cuando compruebas que al final solo era una forma de estirar un chicle mascadísimo porque no hay más materia prima en un mercado, el del running, ya de por sí muy limitado en cuanto a originalidad de sus debates.

Súmale que entre las cuatro paredes de tu casa o habitación tu única fuente de información son las redes sociales, así que a falta de poder contrastar el bombardeo continúo de noticias que caen sobre tu móvil con lo que realmente sucede ahí fuera, la caja de resonancia amplifica las nimiedades y hace pasar lo que no es más que una anécdota como si fuera lo habitual (ese estudio que no es tal y como se explica, esa noticia sobre tal corredor que ha infringido el confinamiento y al que ahora toca hacer un escarnio ejemplarizante).

Consigue que los insultos resuenen más alto y que vayas lanzando a bocajarro aquellos links de referencia que juegan a tu favor como si fueran bombas de racimo contra el supuesto oponente. La cultura del zasca que da gratificación inmediata pero no conversaciones productivas para ambas partes. La cultura del pan para hoy, hambre para mañana que crea fenómenos virales de corto recorrido. Estamos en tiempos de guerra en el que solo se permite militar en un bando y la putada viene cuando te das cuenta que en una trinchera está Mr. Wonderful y en el otro el ejército del cinismo.

Y es una lástima porque creo que aunque se está dando por hecho que somos una sociedad que necesita ser reprendida a priori porque no nos sabemos comportar, yo no tengo tan claro que eso sea cierto. Es más, en general creo que estamos cumpliendo y que damos demasiada importancia a la anécdota del que infringe la norma.

Está claro que verte encerrado más y más días repercute en el carácter si no sabes gestionarlo bien (y cuesta lo suyo cuando no estás acostumbrado). Y de la misma manera, hay personas que lo llevan mejor o peor indistintamente de su situación familiar, laboral o de si disponen de más o menos metros cuadrados por donde moverse. Nuestra experiencia personal tiene su importancia dentro de nuestro propio contexto, pero siempre hay que tener presente que nuestro ejemplo no tiene por qué ser la norma y que la mejor manera para comprender la situación de los demás es partiendo de ese recurso tan sano mentalmente como restringido en momentos críticos como es la empatía.

Es entonces cuando comprendes que haya gente que aún disfrutando de un pequeño jardín se les esté haciendo bola el confinamiento, del mismo modo que hay que forzarse a no olvidar que hay otra que tienen que lidiar con una situación mucho peor que la nuestra y que, por lo tanto, ya de primeras su grito de auxilio debería ser atendido antes. Que cada cual vive una situación más o menos complicada según sus recursos o según su propia personalidad y lo afronta desde una perspectiva diferente a partir de todo lo que le rodea y que está bien ser conscientes de ello y ser tolerantes a sus formas de verlo.

En mi caso, me muero de ganas de salir a la calle (qué colores más vivos se ven desde la ventana, joder), pero he asumido que cada día que paso en mi casa será, por acumulación de gente que hará lo mismo, probablemente un día menos que mis familiares, amigos, vecinos estén expuestos a riesgo de contagio. Será un día menos que mi novia, sanitaria, se juegue la salud mirando de salvar vidas. Y, barriendo para casa, casi seguro que será un día más que consiga recortar los plazos de vuelta a esa fecha que me permita hacer algo vagamente semejante, pero ya nunca igual, a lo que fue una vida normal.

Porque lo que realmente me importa no es tanto el cuándo volveré a salir a la calle (lo antes posible, que también significará que habremos pasado el episodio más duro de la crisis) sino cómo, en qué circunstancias y a qué precio.

Porque, sí, yo también quiero volver a correr. Pero quiero volver a correr como cuando correr era el pasatiempos que menos incidencia tenia sobre el resto de la gente y más sobre nosotros mismos. Cuando correr era siempre la solución y no tanto el posible problema.

29 comentarios en “Volver a correr, pero con qué coste

  1. Pues yo soy de las que te apoyo. Quiero correr pero no quiero ser la causa de que los hospitales vuelvan a colapsarse. Quiero correr pero no siento que deba tener más privilegios que una persona que quiera y necesite caminar. Son tiempos difíciles que nos cuesta pensar con claridad, pero contra más lejos podamos mirar mejor saldremos de esta situación

    • Buenas, Esther,

      Ojalá sea pronto porque será un indicativo de que vamos por el buen camino para superar la primera fase de la pandemia. De mientras, pues toca ir haciendo marcas en el calendario mientras llega ese día.

      Un saludo

  2. Bon dia David, Pues sí, demasiado eco se hace de casos aislados para crear noticia y generar críticas a mansalva.
    Creo que todo volverá a la normalidad cuando consigan esa vacuna tan esperada. Pero como la cosa va para largo (más de un año según dicen), supongo que la alternativa será, mal nos pese, pasar a ser autoinmunes por el fatídico hecho de haber superado la enfermedad. Porque en un año, y aun tomando las medidas de precaución, pocos serán los que consigan no contagiarse. Y una vez, más de la mitad de la población sea inmune (quiero pensar que es así, que una vez recuperado ya no te puedes contagiar a no ser que haya mutaciones), paulatínamente se podrá volver a hacer vida social. El precio, como ya se está viendo, será muy alto por la alta mortalidad, pero si en poco más de un mes de confinamiento ya estamos en las cifras que estamos de contagios «oficiales»(la punta del iceberg), en un año la mayoría ya lo habremos pasado. Aunque por la salud física, mental y moral de casi todo@s, espero que de alguna manera consigan esa vacuna mucho antes.
    Salut!!

    • Buenas, Pako

      Pues lo que se proyecta es justo eso: un camino tortuoso y lento a hacía una aparente normalidad que ya, creo, nunca será igual. Con lo de las pandemias no existen más atajos que el de apoyar un buen sistema de salud pública y una apuesta decidida por la ciencia, y todo esto requiere su tiempo y que todos pongamos de nuestra parte mientras estamos a la espera de ese anti viral o de esa vacuna.

      Espero que todos estéis bien. Abrazo

  3. GRÀCIES , DE TOT COR, DAVID, estic 100% d’acord amb tu, malgrat que emocionalment es molt molt dur.
    Correr no es nomes correr… és molt més i per tu també… i per tots els que correm . Apart el contacte amb la natura…. Com trobo a faltar les muntanyes!!
    Però és el que tu dius, ara toca això.
    La nostra vida mai tornarà a ser igual.
    Per compensar el no poder sortir a córrer podem fer entreno de força i cardio a casa, (els LES MILLS tenen opcions molt canyeres) fer esport no només es per la salut física, també per la mental, i a casa malgrat tot també es pot fer i també ajuda a apagar les penes.
    Un petó gran i molts molts ànims!

    • Aquí a casa estem amb els vídeos de la Patry Jordan, del Turbo Fausto i de la Magali… I mare meva, no patia tant des de les classes d’educació física a l’escola. Com es nota que l’únic que entreno són les cames…

      Ens veiem a les muntanyes, espero que en no gaire temps.

  4. David el filosof¡¡ Quanta i bona rreflexió. Ara el que toca es estar a casa, i esperar que acabi de pasar tot. Res no sera com abans pero ja buscarem una solució. Cuidat campio¡¡

  5. Totalment d’acord amb el teu escrit, «egoisme», crec que tots en tenim i no sempre el sabem dominar. ànims i gràcies per les teves aportacions.

  6. Correr es un mundo pequeño, diría, pero que tiende a lo engreído e hipersensible por el abuso de Stravas, récords personales, medallas y marcas expertas en sacarnos los cuartos porque yo lo valgo. Y en realidad correr se convierte en un mundo muy grande si lo desnudas de todo eso y te centras en correr y las sensaciones que provoca. Sobre todo en estos últimos días de lluvia repetida a veces corro mentalmente: recuerdo subir al coll de la Vinyassa, por ejemplo, que es un torrente precioso en las tardes de lluvia. El chapoteo del agua que baja serpenteando por el cauce central, las gotas que se te cuelan de pronto por el cuello al tocar una rama de encina, ese sonido único que es la naturaleza fundida con la propia respiración esforzada. Estos días quizá nos cuesta en general (al menos a mí me pasa) sentir empatía, que es una virtud que encaja poco con el mal humor, el encierro aunque sea autoimpuesto, las preocupaciones por la gente que queremos, el trabajo, en fin, la pesadilla que estamos viviendo. Pero esta clase de recuerdos, que se centran mucho en la propia respiración, en el latido propio, me quitan las ganas de juzgar a los demás, hagan lo que hagan (aunque está claro que hay cosas que ahora no debemos hacer, por el bien colectivo). No está siendo fácil para mí y no creo que lo esté siendo para nadie… También es cierto que, por salud mental, cuando como dices el ambiente se reduce mucho (a gritar «tengo derecho» o a apalear en público, me da igual), yo desconecto, me doy de baja de los grupos que no me ayudan a pasar con calma estos días malos, o por lo menos los pongo en pausa o en silencio. Ánimos a todXs.

    • Oh, el coll de la Vinyassa! La de veces que he subido por el corriol más vertical (tanto saliendo a correr a mi bola como en alguna carrera de las que se disputan por Collserola) y bajado por el sendero que te lleva al camí de Santa Maria de Vallvidrera. Gratos recuerdos y mucha añoranza de esos momentos, como t ú bien cuentas, Darabuc.

      De mientras… Pues a sobrellevarlo de la mejor manera posible, sabiendo que tendremos días mejores y peores. Salud y mucho ánimo.

  7. Bon dia,

    Com tots, em moro de ganes de sortir a córrer. Però no és el moment. I vist des de fora, no és més que una activitat que fa part de la població, no més important que altres. Toca esperar!

    La gran majoria de la gent està complint però com bé duis s’exagera els fets puntuals d’incompliment. D’aquests n’hi ha de tot tipus però sempre s’aprofita allò diferencial per atacar més: corredor, disfressat, passejador de gossos, etc. No sé quina mania té la gent de criticar allò que és diferent per a ells. I a més, s’ha sumat la mania de fer de policies des de casa, acusant i culpant sense saber.

    Per poder fer vida normal, des del punt de vista científic, crec que encara queda. Caldrà tenir més informació sobre la malaltia i p.e. veure quan dura la immunitat, possibles antivirals, etc. També tenim el problema de l’aprofitament i manipulació per retallades de les llibertats, econòmiques, etc. que faran que possiblement no tinguem la vida anterior.

    Ara per ara, veig poc probable que puguem anar a curses (ni travessies) fins el 2021. Ja signo si podem sortir a córrer una mica.

    Quan tornem, necessitarem una bona temporada d’adaptació per tornar a córrer, per treure’ns els kilos de més i reduir tota aquesta musculatura que hem augmentat de tant fer aquests exercicis de la xarxa. Crec que mai havia fet tantes planxes!

    Cuideu-vos

    • Encara queda un llarg camí fins a arribar a una certa normalitat, això és una cosa que més val començar a assumir. Però, encara i així, podrem gaudir d’aquest procès de tornada a córrer d’una altra manera. CUrses aniran per llarg, però tornar a córrer és un gran motiu a celebrar tots plegats.

      Abraçada, Jordi!

  8. Hola David,
    Poco queda por añadir, después de leer esta entrada y los comentarios de tus seguidores. Muy a pesar nuestro tendremos que adaptarnos a la nueva situación. Sí o sí, no hay alternativa. Los próximos meses serán muy duros, pero saldremos adelante, segurísimo! Mi «optimismo» es porque conozco a 2 personas cercanas a mi y con casi 80 años de edad, que han superado el maldito COVID19. Eso es un pequeño rayo de esperanza…y hay que agarrarse a él.
    Y hablemos un poco de running:
    Dicho esto, quiero hacer saber mi agradecimiento a la organización de la Cursa de Sant Quirze (Memorial D.Rovira), que se iba a celebrar este próximo mes de Mayo. Me inscribí en Febrero y me han comunicado que se cancelaba, dándome la opción de devolverme el importe o de mantener la inscripción para el 2021. Por supuesto he optado por la segunda opción. Esta cursa tiene un significado especial para mi, y tu frase «Nadie da tanto por tan poco -5 Euros-» que has comentado en alguna ocasión, así lo indica.

    Un fuerte abrazo a tod@s!!! y mucho ánimo.

    • Buenas, Jesús,

      Pues, oye, me has alegrado el día con esa positiva noticia de la recuperación de esas dos personas cercanas de avanzada edad. Entre tanto día gris y triste es un halo de esperanza.

      Y también voy viendo que muchas carreras (más de las que esperaba; curiosamente ninguna de las grandes en las que iba a participar… Lavaredo, Camí de Cavalls, Marató -y probablemente UTMB y NY-) están devolviendo el importe íntegro de las inscripciones. De todas formas, según en qué casos entiendo el padecer de algunos organizadores en cuanto que se han pillado los dedos al avanzar pagos por materiales que al final no se van a poder hacer servir y ahí ya es cada uno el que debe decidir si echar un cable aceptando una quita de esa inscripción. Pero, bueno, da para charla larga.

      Un abrazo fuerte

  9. David, siempre tienes buen criterio, y estoy totalmente de acuerdo de que no somos más importantes como colectivo «runner» que el colectivo de caminadores. Es más, me parece una barbaridad dejar a los octogenarios y diabéticos durante 8 semanas en su casa sin moverse… no hace ningún bien a la salud de dicho colectivo.

    Pero no entiendo bien por qué según tú «salir a correr» (o caminar) equivale directamente a «contagiar». Yo la verdad es que no lo veo así.
    Es más, tengo el huerto y el río delante de mi casa, y desde luego he hecho centenares de salidas sin ver a más de 10 personas en el recorrido de 13 kms… mucho menos posibilidades de contacto que en cualquier súper o farmàcia.

    Yo entiendo que en NY es díficil poder salir todos y mantener los 2 metros de distanciamiento social, pero hay miles de pueblos donde sí es posible.

    Por otro lado, si fuera una idea tan estrafalaria el dejar de correr, entonces todos los otros países están gobernados por sádicos psicópatas??
    Sinceramente, no lo creo.
    Además, con los pocos contagios que hay ahora, qué diferencia hay entre hoy y dentro de 6 meses….
    No podremos confinarnos eternamente, diría yo.
    Es una lástima que abuchean a gente que piensa como yo…

    Un abrazo virtual y muchos ánimos a tu santa novia!!!
    Desde luego a nadie le gustaría estar en su situación.

    • Buenas, Dennis

      Quizá no me he explicado bien en el texto, pero lo estoy repasando y, sinceramente, no veo que se pueda interpretar que vinculo salir a correr a contagiar.

      Es más, hay un par de momentos en el texto (el primero en el que pido que se ponga sobre la mesa el «poner de verdad en valor el deporte como generador de salud a nivel físico y mental»; el segundo en el que indico «¿Se puede cumplir con el confinamiento a rajatabla y a la vez discutir su conveniencia y no por eso caer en contradicción?») en el que creo que dejo clara mi posición.

      Considero que correr o caminar no contagia ‘per se’, el riesgo está en la acumulación de gente en poco espacio que puede romper la denominada ‘distancia social’ y con ello poner en tensión un sistema sanitario que es cierto que tiene unos grandes profesionales pero que estos deben gestionar unos medios muy precarios (no como en otros países donde no se ha recortado tan brutalmente en el sistema). Sería lógico un desconfinamiento que comenzase en las zonas más despobladas y que acabara en las zonas más densas aunque eso suponga que yo sería el último en salir.

      O sea, que creo que en el fondo estamos más o menos de acuerdo aunque lo hayamos entendido de diferentes maneras.

      Y sería una auténtico pesar que te abucheasen por tus ideas, porque creo que entran dentro de un debate totalmente razonable y justamente son en estos momentos en los que deberíamos ser más empáticos y tolerantes con el resto de la gente y la visión que tienen las cosas.

      Abrazo!

      • Perdona David, que releyendo tu escrito un par de veces más, he visto que he puesto palabras en tu boca que nunca habías pronunciado.
        Lo siento! Es que hay días malos, y otros muy tensos… y la única medicina para estos días muy tensos siempre había sido quitar esta ansiedad con unos buenos kilómetros en solitario por el río…

        Ahora, ante esta imposibilidad… a veces la mala leche te hace miope.

        Un abrazo!!

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