Perdona si se me olvidó saludarte

SALUDO RUNNER

De un tiempo a esta parte existe una campaña que nació de forma bienintencionada pero que a base de insistencia y exposición mediática ha llegado hasta el punto en el que ya parece que no asumirla como propia te convierte en un ser tóxico. Y ya no es solo el devolver el saludo para no dejar en coitus interruptus al emisor sino el verte obligado a ser tú el promotor de esa acción con cualquier corredor con el que te cruces por las calles. El runner no solo ha de serlo, también ha de mostrarlo y parecerlo.

A ver, vamos a dejarlo claro: no somos una rara especie, un club de culto a Filípedes formado por cuatro gatos, o unos rebeldes incomprendidos que huyen de este mundo que no nos entiende gastando suela. No, nosotros somos parte (y no pequeña) de esa sociedad; es más, somos la masa, la charla más habitual en cualquier reunión para romper el hielo, y la víctima de las bromas y el poco ingenio de los lánguidos monólogos de el Club de la Comedia. Aunque lo forcemos, grupalmente ya jamás seremos el sector que se inspira en fraseados de Bukowski, sino que más bien  honramos a la saga Millenium (masivo, entretenido, vicioso).

Y es que si tuviéramos que saludar a cada corredor con el que nos cruzamos, la lesión más común del atleta popular sería el esguince de muñeca en lugar de la fascitis, la bursitis y la excusitis.

Y no-pasa-nada por no hacerlo. Ni saludar te convierte en mejor persona, ni evitarlo en peor (o en un personaje de carácter avinagrado) aunque a veces se intente vender así. ¿Que es una acto encomiable alzar el brazo para reconocer a otra persona? Por supuesto, no estoy en contra de ello; en cambio,  sí lo estoy con lo de obligar a que el resto tenga que seguir las mismas directrices.

No es una cuestión de buenas maneras, no va de eso. Porque ya te digo que, por ejemplo, de buenas maneras no está confeccionado el prefabricado gesto de la saga borbónica de agitar la mano muerta, porque sí, porque es lo que toca con los súbditos. Y ya me dirás qué les importa a ellos, a los monarcas, toda esa gente que pasa por su lado a velocidad de chófer; es simple corrección política, es su trabajo y, por desgracia, es un acto que vacía de cualquier sentido el saludo.

Porque sentido tiene, y con esto de convertir el saludo en santo y seña de algo artificial, muchas veces se olvida. Más sentido es un abrazo de bienvenida tras una larga ausencia que el de encestar dos tiros libres a mitad de partido; hay un tremendo abismo, el que va de los sentimientos a flor de piel al que convierte ese acto en un mero trámite.

Yo soy de aquellos que piensan que, al igual que a la hora de dar las gracias,  los saludos no se regalan, los saludos se ganan.

Porque los saludos se crean a partir de las experiencias acumuladas. Y es que puedo sentirme mucho más identificado con la camarera del bar de enfrente que con un tío con el que quizá no me una nada más que la vestimenta y las ganas de patearse las calles. No es que vaya a cambiar mi opinión de un corrupto solo por que se calce las bambas, que los hay (y a patadas).

En cambio, me motiva, y mucho, saludar a aquella gente con la que he vivido un gran e intenso momento, con los que comparto risas y penas, o con los que no conozco de nada pero que, casualidades del destino (quién sabe si conquistando una cima), ha querido que justo ese instante en el que coincidimos sea algo fuera de lo común. Y sí, también saludo a los que me saludan, qué menos. Hasta ahí quiero acotar lo que para mí es un saludo con sentido y sentimiento.

Vamos, que de forma natural hago una criba, y no de buenos y malos, o de simpáticos y avinagrados, hago una selección de gente con la que he tenido un momento y con los que no. No tengo un saludo especial para el runner que no valga también para el caminante que me cruzo por la montaña, el ciclista con el que coincido más de un día o el abuelo que me encuentro sentado cada tarde en el parque. Lo que tengo son lazos estrechos con personas.

Porque puestos a debatir, ¿quién soy yo para romper la armonía de aquel que entiende correr como una forma de evadirse durante un corto tiempo de la realidad, del que prefiere bailar al ritmo de lo que escupa sus cascos que estar al tanto de la gente que le rodea, o del que se toma cada salida como un entreno milimetrado al que las distracciones no hacen otra cosa que sabotearle la tarea? ¿Quién soy yo para truncar ese climax abogando por un espíritu runner que a veces tiene más de clan forzado que de gesto natural?

Ojalá que la mitad de la gente que aboga por el saludo se volcara a animar tras cruzar meta a los que quedan por llegar. Eso sí que hace realmente afición.

Es tan sencillo y simple como el vive y deja vivir.

Corre y deja correr. Y el saludo, tranquilo, que te llegará en el momento que más lo necesites.

33 comentarios en “Perdona si se me olvidó saludarte

  1. Yo creo que no cuesta nada el simple gesto de alzar la cabeza, o en gran esfuerzo el brazo, en forma de saludo. Si te da igual el retorno del saludo o no, lo mide tu momento en el entreno.
    Lo siguiente es siempre mi opinión. No es ningún dogma.
    Pero como todo, hay excepciones: si te pones a correr por un paseo marítimo en verano, podrás saludar a los 5 o 6 primeros que te cruzas. A la que llevas 82 creo que ya sólo te fijas en las/los Tías/tíos buenas/buenos que pasan por tus ojos…o en las zapas de los corredores.
    En carreras masificadas es agobiante el ritmo de saludo x segundo. A tomar por culo y sólo la chocas con los 3 o 4 críos que te encuentras.

    Al igual que hay excepciones, hay momentos, dónde el saludo es obligatorio: mañana de tirada larga por montaña. En un sitio perdido de la mano de dios, cima o sendero, te encuentras con otro corredor o grupo de corredores: saludo y a veces charlita incluida. Lo mismo con caminantes o ciclistas.
    En carreras de larga o media distancia por montaña. A ese voluntario que lleva desde las tantas ahí aguantado lo que sea. Saludo y le das las gracias. A ese corredor que llevas viendo una y otra vez: saludo, charla y quien sabe, tal vez amistad.

    En resumen: yo creo que la gracia de esto está en medir en que momento saludar y cómo hacerlo.

    • Pues vamos a la par. Suelo saludar mucho y también dar charla, sobretodo en momentos especiales (carreras de larga distancia, momentos ‘críticos’ de la competición para levantar el ánimo, encuentros inesperados en sitios recónditos…). Es algo que me sale natural, no me gustaría que se convirtiese en un patrón que sabes que va a suceder siempre, el ‘te saludo porque toca, orque tú y yo somos runners’ y cosas de esas.

      Yo no saludo a corredores, saludo a personas.

      Un saludo (en persona y no al hombro), Zuñi.

  2. particularmente, suelo saludar solo a mis conocidos o amigos. El momento de salir a correr lo veo como mi momento del día no quita que no suela saludar para si hago si me dejan pasar, si se apartan para que pase etc lo agradezca…pero es lo que tu dices…vive y deja vivir cada uno que tome la decisión que quiera y ya esta

    • Yo entiendo a esa gente (más que nada porque me incluyo en el grupo) que conciben el acto de correr como una pequeña desconexión del mundo, es algo que agradezco mucho. Correr es tanto un acto social como un ejercicio de autocontemplación, de pequeña cura con uno mismo.

      Salud, Juan.

  3. Yo suelo correr por les aigues y Collserola entre semana y me encuentro con personas contadas, así que casi siempre hago un gesto de saludo. De hecho suelo hacer una conexión primero con la vista, y rapidamente veo si hay reacción o será recíproco o me quedaré con saludo al arbol. Aprovecho para saludar! jeje

    • Si fueses en finde a les Aigues volverías con un tembleque de manos que ni un limpiaparabrisas en plena lluvia torrencial.

      Te devuelvo el saludo, vaya a ser que rompa le hegemonía de las buenas costumbres.

      Un abrazo, dani

  4. Pues la verdad es que yo soy de los pelmas que suelen saludar, eso si, tengo mi decálogo particular de excepciones… Algunas de ellas: cuando voy por encima del umbral más de diez minutos, meses de verano por zonas transitadas, cuando por el monte me cruzo con un grupo de jubilados franceses que están de excursión programada (y eso que a veces se apartan, aplauden y me gritan «alé alé») o cuando voy tan jodido que si muevo la cabeza me caigo.
    Eso sí, también te digo que hay momentos que estoy más cerca del abrazo que del saludo, sobretodo cuando te cruzas con alguien lugares en los que por la hora, por el cuelgue o por el tiempo, te sientes como un gilipollas autopreguntándote «pero que hago aquí?»
    Y lo último… la llevas clara como algún día te cruces conmigo y no me saludes. 😉

    • Lo del abrazo en esos momentos de «¿dónde me he metido?» es más común de lo que parece, ver a otra persona en ese momento que se ha enfrascado en semejante delirio es un alivio para no sentirte tan… no sé, tan disidente y a la vez tan único, que se gana esa complicidad que tanto mola. Esos momentos de casualidades del destino donde todo tiene coherencia en ese preciso instante.

      Salud (y saludos sentidos), Miguel.

  5. Sobre el saludo tengo experiencia, a veces me han saludado por la montaña y ni si quiera me he dado cuenta, iba liado en mis preocupaciones y mi dialogo interno , así que si saludo y no me dicen nada no molesta en absoluto, lo comprendo da igual el motivo que puede tener , también esta que esa persona sea tímida y no pueda saludarte , pero normalmente si correspondo.suelo saludar a muchos ciclistas cuando le dejo paso por un sendero estrecho, una noche caminando a oscura por la montaña un ciclista en montain bike casi choca conmigo le di un pequeño susto me dijo enciende la luz del móvil por favor y tuvimos una pequeña charla amistosa, pero normalmente no suelo saludar el primero

    • Es que es un poco eso, cada uno va en su mundo interior y tiene su propia personalidad, a veces casi te sale a cuenta no romper ese momento por una simple corrección política.

      Las ganas de charla suelen ser proporcionales a la distancia recorrida y también a la que haya del lugar de donde tú seas.

      Salud, Sebas

  6. Com que corro sense ulleres i no hi veig a més de dos metres, intento saludar sempre, al caminador, ciclista o corredor, no sigui que em conegui i li faci un lleig, ja, ja,… Tot sigui dit que visc a una ciutat petita i gairebé sempre entreno per zones poc transitades. Tot i això, totalment d’acord amb que no cal dimonitzar al que no saluda.

    • Quan més petit és el poble on vius a menys persones has de saludar però proporcionalment a més persones acabes saludant, al cap i a la fi tothom es coneix, difícil escaquejar-se jeje.

      Salut

  7. Jo tinc el costum de saludar quan vaig a la muntanya a tothom. És una norma no escrita de la muntanya, no té res a veure amb el córrer. Fora d’aquesta sempre torno la salutació que em fan, especialment gent gran, que surt a caminar d’hora diumenge, quan començo la tirada llarga (que també començo caminant). Iniciar la salutació només ho faig en determinades ocasions i no sé ben bé perquè, suposo que per empatia amb qui en creuo.

    • Realment és així, a la muntanya hi ha el costum de saludar de forma natural, sense haver-hi abans una ‘recomendació’ a que es fes això. És molt curiòs, potser és part del seu esperit.

      Salut

  8. Usemos el sentido común…sin más.
    Coincido con Jordi, en la montaña resulta más común saludar pero quiero pensar que porque se coincide con menos personas y porque, como se explica en el artículo, se comparten momentos más intensos de caídas, risas, ramas que te «acarician» las rodillas, etc.
    Disfrutemos de un deporte que está de moda sin ponernos etiquetas de mejores o peores _

    • Yo creo que nos sale más lo de saludar porque nos encontramos en un hábitat que no suele ser el nuestro, el del suelo urbanizado. Es otro mundo con el que mola compartir experiencias con el resto.

  9. Uno de los debates del mundillo.

    Yo normalmente estoy a la defensiva, si saludan saludo. Caso curioso, al menos para los tímidos, es si te cruzas con una corredora y está de buen ver, que no saludas para evitar un cierto toque de «tensión sexual» y que piense «mira este…»

    Lo que merece un estudio es el hecho de que los cicloturistas prácticamente siempre se saludan y los corredores no.

    • Una de esas dudas eternas «¿Si la saludo se va a creer que estoy intentando algo?». Otra «Si saludo solo a él y no al resto, ¿quedo como el culo?, «Y si no me lo devuelve, ¿aún voy a quedar peor?».

      Problemas del primer mundo.

      Salud, Sergio

      • Me han hecho gracia especialmente estos comentarios. Sobre saludar a una chica que esté de buen ver (aunque esto siempre es subjetivo, así que podríamos dejarlo en saludar a una chica, a secas). Tal como yo lo veo, si una moza piensa ni que sea de refilón que cuando voy corriendo, a veces agonizando, casi siempre sudado como un cerdo, no precisamente con mis mejores pintas, etc, por el hecho de saludarla con un leve gesto de mano «estoy intentando algo ahí»… pues en fin, quizá la que tiene un problemilla de autoestima por las nubes es ella, eh… :p

  10. Yo es que depende como me pille el cuerpo. Si es entrenando, saludo mucho pero no a todo el mundo, depende como me pille el cuerpo.
    Bien es cierto que estoy contigo en que hay saludos que salen solos: De ilusión al ver que no eres el único que está entrenando por vete tu a a saber que paraje.
    De ánimo si veo a alguien jodido encaramarse a las cuestas de Montjuïc
    Y para mí el mas importante, el de respeto a los voluntarios o animadores que están mas solos que la una en medio de un camino de montaña o en un avituallamiento. A estos últimos, normalmente va saludo, sonrisa y aplauso.
    Un saludo David!! Jejejeje

    • Por ahí tambie´n van los tiros, no todos los días podemos estar estupendos y estás más rácano que en otras jornadas, algo de lo más normal.

      Sobre las cuestas, yo también suelo hacerlo sobre todo con ciclistas (subida a Pl. Mireia o al repetidor) que son los que más las pasan putas y más si eres tú el que corriendo los vas adelantando XD

      En cuanto al tema de los voluntarios, totalmente de acuerdo, me cuesta entre poco y nada ir agradeciendo su trabajo aunque esté al borde de la agonía.

      Un saludo!

  11. Corre demasiada gente como para saludar a todos. Lo suelo hacer cuando salgo a horas muy tempranas, porque se que con el que me cruzo también ha tenido que madrugar y lo hace porque lo siente. A horas de mucha gente ir saludando a todos da una imagen un poco rara. Y no me ofendo si no me saludan.

    • Es tan natural que te salga el saludo en lugares especiales como no saludar en lugares comunes (en mi caso, también el paseo marítimo) a no ser que sea por algo especial.

      A horas de mucha gente me recuerda el ‘holita’ de Ned Flanders XD

      Salud

  12. Muy Buenas Noches,

    Pues yo soy de los ‘pesados’ q saluda a todo lo q corre, vamos el otro día me sorprendi saludando a uno q corría a coger el autobús con un paquete de tabaco en la mano!

    Si he de decir q ya hay un grupo de corredor@s por el litoral q nos saludamos cada vez q nos cruzamos, y los hay q se alegran q los saludes, como los q se quedan sorprendidos, no importa yo lo veo como empatizar con el esfuerzo, sacrificio y diversión con la salimos por las calles, parques, montañas (aquí incluso caminando se saluda siempre), .., a disfrutar de nuestro hobbie y pasión, sea para evadirnos del día, para empezarlo con energía, o para entranar y alcanzar nuestro sueño de correr una carrera determinada.

    Es una manera de ‘conectar’ con tu semejante, y seguiré saludando aunque no me devuelva ninguno el saludo, cosa q seguro se q no ocurrira.

    Apa, a disfrutar de buenos kilómetros, saludicos!

    César

    • Buenas, Cesar,

      Es curioso como cada cual interpreta ese saludo, cada persona es un mundo: está desde el que te lo agradece con solo un gesto de la cara, hasta el que piensa «que friki», los que te ignoran o los que sencillamente cumplen el trámite «porque toca».

      Espero hacerte un saludico por el litoral, que yo también pateo por allí, jeje

  13. En cierto modo es una cuestión de densidad de población. Me explico: si me encuentro corriendo en la montaña situada en el extremo sur-oriental del Pallars Jussà, donde si tienes mucha suerte te cruzas con un jabalí, un ciervo o un urogallo, pues si te encuentras un corredor, sorpresa! saludo, parada y charla. Además seguro que lo conozco, pues debe ser de una de las tres aldeas que hay en 100 kms a la redonda. Si estoy en la «civilización», estaré rodando por les Aigües o por la Gran Vía de Sabadell. No conoceré a ninguno de los 150.000 corredores que me cruzaré y no es plan de parecer el tonto del pueblo saludando cada diez metros. Por tanto me abstendré.

    • Perfecto resumen, Rodri. En urbes y zonas masificadas de corredores, si me saludan, por supuesto, devolveré el saludo (qué menos); pero lo normal y aceptado es que cada uno vaya a su bola. En cambio, por pueblos y montaña, al ser menos común, el saludo ay te sale de forma natural

  14. Buenas,
    hacía días que no entraba en el blog y mira, aprovecho para saludar al personal y eso…

    Salut!
    X.

  15. Ja,ja, me siento identificado con esto.
    Yo soy de los cansinos que saludan, pero cada día lo hago con menos efusividad.
    Un día tras leer una entrada hablando del tema del gran «novatillo» hice mi propio experimento social.
    En mi siguiente salida por el besos me puse a saludar a todo el mundo con un sonoro «hola» y levantado el pulgar.
    El resultado fue más o menos el siguiente, casi todos los hombres me devolvieron el saludo, excepto dos o tres que me miraron raro y cuando ya estaba llegando a casa, me saludo la única mujer de las 5 o 6 que me encontré, casi se me ahoga la pobre de lo sorprendida que se quedo de la fuerza de mi saludo.
    Saque dos conclusiones, la primera que soy un poco «friki», la segunda que corriendo no voy a ligar nunca.
    Eso si fue una gran salida.

    • Como experimeto sociológico, no tiene precio. Espero que fuese a horas más o menos normales, porque te aparezca un tipo a las 12 de la noche con esa efusividad puede ser de lo más chanante, eh!

      Salud, josema

  16. Llevaba mucho tiempo con ganas de aportar mi comentario a todos los buenos comentarios ya hechos, y hoy 1 de enero creo que es el día perfecto. Tengo por tradición desde hace bastantes años trotar el primer día del año, independientemente de cómo acabara la noche, de si las piernas duelen por la sansilvestre de turno de la noche anterior o de cómo amanezca el día. Y como soy de los que gustan de saludar, el 1 de enero lo hago con más convencimiento y efusividad: «Feliz Año» (o Bon Any, aunque en mi catalán con el trote no sé realmente si se entiende que es un saludo o una tos). Ese día lo hago incluso con los paseantes de la Carretera de les Aigües, a los que normalmente como mucho les tienes que gritar para que hagan hueco y puedas pasar. Y quiero deciros que lo hago básicamente por mi. Cuando empecé a correr en Inglaterra hace muchos años, además de aprender el saludo entre corredores, también aprendí un concepto que me hice mío llamado RANDOM ACTS OF KINDNESS, pequeños actos aleatorios de amabilidad. Os recomiendo probarlo con vuestro saludo, con brazo arriba o con un sencillo asentimiento de ojos y un esbozo de sonrisa mirando al otro (eso también es un saludo cojonudo, algunos parece que os excusáis un poco con la broma de la tendinitis en el brazo). Hacedlo independientemente de que haya mucha o poca gente, de que te lo devuelvan o de que te aparten la mirada como es cada vez más habitual. Evidentemente, habrá días en los que no te salga, que no te apetezca o en los que el entreno sea suficientemente intenso como para ir dando o devolviendo saludos. Pero probadlo. Os sentiréis bien y no os sorprendáis si esa corredora guapa o ese ironman veloz os sonríen de vuelta.
    Cuesta tan poco…
    Feliz Año.
    Bon Any.
    Urte Berri On.
    Feliz Ano.
    Happy New Year.

    (:@)

    • Buenas, Carlitos (y muy buen año),

      Creo que la esencia es esa, el que el saludo te complete con la acción de hacerlo más que con que éste sea devuelto por un tercero (que también mola lo suyo, no lo niego). Es ahí donde reside la gracia, que sea un gesto natural que nace ed dentro antes que una obligación.

      Yo soy de los que hacen muecas como saludo, pero como siempre he sido muy mal actor supongo que alguna vez me han confundido con un sádico o un demente, jeje

      Un saludo sentido y natural 🙂

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