Diez síntomas casi inequívocos de una carrera desastrosa

HOY NO

Hiciste los deberes, entrenaste como nunca, sacrificaste vida social, amigos, y diversión por rascar un par de segundos… Y todo eso para que el día clave de tu vida deportiva todo se vaya al garete por algo que seguramente queda fuera del alcance de nuestra mano. Pero siempre hay una serie de pistas que dejamos pasar por alto y que ya nos indican que esta vez toca estamparnos con la dura realidad. Y es que hoy, seguramente, no va a ser tu día.

*Publicado en La bolsa del corredor

Ojeras

La cara es el espejo del alma (más en el running),  si alguien te viene y te suelta un «menudo jeto que llevas»… tiembla. Cuanto más anchas, ennegrecidas y profundas son las ojeras más horrible va a ser tu inmediata trayectoria, es una regla no escrita que sirve también en exámenes finales y exposiciones orales. Y eso solo puede pasar por dos motivos: haber pasado una mala noche (esos nervios que a veces juegan malas pasadas) o una juerga que se está convirtiendo en principio de resaca.

Horizonte reducido a la mínima expresión

Si tu campo de visión se reduce a lo que inmediatamente tienes delante tuyo y te ves incapaz de hacer una panorámica a lo largo y ancho del escenario de batalla eso es síntoma inequívoco de que no las tienes todas contigo. Falta de perspectiva y demasiada obsesión. Como cuando comienzas a conducir con esa L que tanto impone al principio, estás tan centrado en resolver lo que tienes justo en frente que te ves incapaz de actuar con antelación de todo lo que tiene que venir a continuación.

Pulsaciones aceleradas

«Son los nervios» es el primer pensamiento que te viene a la cabeza cuando notas que estás más acelerado de lo normal. Pero lamentablemente la mayoría de veces se debe a que o no hemos descansado lo suficiente o hemos apurado tanto los entrenamientos que llegamos un punto pasados de forma. Por mucha técnica de relajación de todo a un euro que te empeñes en practicar cinco minutos antes de la carrera es muy difícil que puedas evitar el fatal desenlace.

Piernas en huelga

Comienzas el trote cochinero y ya ves que las piernas no responden como deberían, intentas darles algo de brío con un pequeño sprint o levantando las rodillas y se va confirmando tus peores temores: dejastes tus extremidades dormitando en la cama. Si en el calentamiento no tienes la sensación de que debes ir frenándote es que nuestras antaño compañeras nos han dejado en la estacada.

Boca seca

Creías que lo tenías todo controlado pero dejaste pasar un concepto tan básico como invisible, inodoro e insaboro (a no ser que lo riegues con cebada): la hidratación. Ya puedes ponerte a beber un tonel entero de agua que esa sensación ya no va a desaparecer y tu cuerpo, como las parejas rencorosas, te lo va a ir recordando explícitamente durante toda la carrera.

Estómago revuelto

Has dado los pasos correctos, entre ellos el de no variar ni un ápice tu desayuno respecto a otras veces que has salido a competir y, sin embargo, hoy tu metabolismo ha iniciado una revuelta que se desata dentro de tu estómago. Así de cruel puede ser el destino.

Incómodo con tu ropa de siempre

Te vistes la camiseta y ya comienzas a notar que algo no encaja: o tu cuerpo se ha deformado o la prenda se niega a adaptarse a tu morfología. Comienza a rozarte hasta el puño de la manga, los calcetines te presionan como nunca antes lo había hecho, las bambas parecen confeccionadas para hacerte vudú a cada zancada, cualquier complemento extra parece que pesa una tonelada. La piel hipersensible ya te está alertando que es mejor cambiar el plan del día.

NO estás impaciente porque comience la carrera

Esa sensación de querer aprovechar ese momento de forma AHORA MISMO, de que los cinco minutos para que empiecen la carrera te parecen casi cinco horas, de que te quieres comer el mundo aquí y ahora, si no te quema por dentro ese fuego es porque probablemente no andes del todo fino.

Obsesionitis aguda con la carrera

¿Has soñado con la carrera? ¿Te traiciona alguno de tus allegados con una conversación sobre cualquier tema que no tenga que ver con el running y no sabes como seguir el hilo de la conversación? ¿tus respuestas son casi siempre una serie de retahilas dubitativas, llena de contradicciones y hasta en ocasiones crispadas? Está claro que le has dado una importancia excesiva a la carrera, tanto que al final puede resultar perjudicial. A la línea de salida cuanto más tranquilos y pacificados mentalmente lleguemos más opciones de éxito tendremos.

Desorden generalizado

Una cosa son los nervios que te suelen jugar una mala pasada, otra bien distinta estar continuamente cuestionándote todas tus decisiones porque se esfuman de tu cerebro nada más ponerlas en práctica.  El descontrol con todos los ítems, el revisar 500 veces los mismos elementos porque no estás seguro de que lo hayas hecho ya, el colocarte una prenda y al momento olvidar donde lo has colocado. Una guerra continua contigo mismo.

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Mejora tu técnica de carrera sin hacer técnica de carrera

13 comentarios en “Diez síntomas casi inequívocos de una carrera desastrosa

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  2. Esa sensación de boca seca antes de la carrera da mal rollo, pero la que no falla es la otra….Cuando no estás impaciente y de pronto despiertas a la vida un domingo a las 08.59 en la salida de una carrera. Has llegado allí como si te hubiese puesto el Ayuntamiento, casi contra tu voluntad, y para cuando te enteras de qué va la vaina, ya es el km3.
    CUAAAAAK Error….
    Ya puedes ir planteándote un terminar honroso, sin más.
    Eso no le ha pasado a mi, me lo ha contado un amigo jajaja
    Saludos fosfys

    • Si no te recorren las cosquillas por dentro es que hay algo que se ha estropeado por ahí. La de veces que me ha pasado… y lo he pagado al final.

      Un saludo, Novatillo.

  3. Espero que no me llegue nunca, porque soy de esas personas que se toman todo muy a pecho, pero ya una vez plegué al km 3 y es algo que no he acabado de superar 🙁
    Salut i força!

    • Buenas Montse,

      Lo importante es ser consciente de en qué estado te encuentras y a partir de ahí modificar objetivos y saber regular para llegar lo más enteros posibles a meta. Un mal rato en carrera se puede solucionar con una mente fría.

      Salud.

  4. Gran parte de este tipo de síntomas me han ocurrido en dos ocasiones contadas en toda mi vida. En ambas no decidí abandonar, sino simplemente correr la carrera lo mejor posible, disfrutar y no buscar hacer un tiempazo o batir mis propias expectativas. De hecho, gracias a reconocer este tipo de síntomas que tan bien describes, tuve la oportunidad de hacer de liebre de mi pareja, con la consecuente satisfacción posterior. Sino le hubiese prestado atención a la semiología, ese día se habría convertido en un día de frustración.
    Me guardo esta entrada como esencial y a tener en cuenta. Un saludo.

  5. Buenas,

    Saber interpretarse, entender el lenguaje del cuerpo… quien aprende ese idioma disfruta muchísimo más.

    PD: Hacer de liebre es de los ‘servicios’ más agradecidos que uno puede realizar en el mundillo, se lo recomiendo a cualquiera que lleve unas pocas carreras en las piernas y tengan amigos que quieran comenzar en esto.

    Salud.

  6. Yo no corro muchas carreras pero a las que voy voy con toda la ilusión, no siempre a hacer marca pero siempre dispuesto a disfrutar el día que sienta los síntomas dejaré de correr carreras

    • Hola Alex,

      Si todos síntomas sucedieran cada vez que uno se sitúa en la línea de salida lo mejor que podría hacer es olvidarse de participar en una carrera popular, una de las cosas buenas que tiene correr es la liberación de estrés, no su acumulación. Pero, vamos, caer alguna vez en una de estas es de lo más normal del mundo, no somos maquinas perfectas por mucho que nos engrasemos cada día a base de duros entrenamientos.

      Salud.

  7. Yo cuando estoy demasiado tranquilo el día previo, es que algo va a fallar. Y no me refiero a que tenga que estar nervioso, si no más bien en tensión, atento, cuidando los detalles. Luego siempre pasa algo que te saca de quicio: llegar tarde a la salida, perder el chip de control y darte cuenta justo en la marabunta de gente de la linea de salida, darte cuenta que no has comido lo que habías de comer…
    En resumen, un poco de nervios son necesarios.

    • Los nervios, siempre controlados, es un buen síntoma, te dicen que estás vivo y con hambre de victoria. Otra cosa muy distinta es la obsesión que te impide tomar decisiones correctas.

      Nos vemos en el Klam!

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