La sagrada pregunta (y sus millones de respuestas)

INDY GRIAL

¿Quienes somos? ¿A dónde vamos? ¿De dónde vinimos?… Va, interrogantes minúsculos comparados con la gran duda existencial del nuevo milenio: ¿Por qué corremos?

Cada vez que alguien saca a la luz esa trascendental pregunta que a todo corredor al menos una vez en su carrera deportiva le han formulado, como si la respuesta fuera a descubrir el secreto de la vida eterna que se esconde en el Santo Grial, siempre espera un enunciado cerrado e incontestable que perdure a lo largo de años, décadas y milenios. Pero seguramente el preguntador se vuelva sobre sus pasos sin tenerlas todas consigo. Y eso es porque no hay dilema vital que encierre sólo una respuesta única. Por suerte, cada corredor es un mundo y cada uno tiene su propia teoría de  por qué día sí día también se calza sus bambas. Hasta que llega uno en el que no encuentra esa respuesta…

– Cruzar la línea de meta

– Quedar delante de ese.

– Vencer.

– Ayudar a otros a conseguir su objetivo.

– Rebajar la marca.

– Encontrar el límite.

– Llegar más lejos.

– Conquistar objetivos más complicados.

– Ponerse el listón un poco más alto.

– Alardear de superioridad.

– Ahuyentar durante un rato los problemas.

– Sentirse a gusto.

– Compartir una experiencia con el resto.

– Vivir una pequeña aventura.

– Reunirse con los amigos sin alcohol de por medio (aunque ya intuyes que vendrá después).

– Adquirir unas pautas de conducta.

– Estar a la última.

– Vivir de ello.

– No quedarse marginado.

– Mejorar el rendimiento físico.

– Mantener un estado de salud óptimo.

– No esclavizarse con el sofá.

– Ser un ejemplo para tus renacuajos.

– Ampliar el campo para encontrar el amor de tu vida (o un potente escarceo de una noche).

– Demostrar que se puede conseguir casi cualquier objetivo si te lo propones.

Todas suenan de maravilla así, a pelo. Pero llega un momento en el que le adjuntamos una coletilla funesta: a toda costa. Ahí ya cambia el concepto y lo que en principio era fanfarria se acaba convirtiendo en esclavitud, malrollismo y pseudoconvencimiento. Y es que a veces perdemos el oremus y salimos a correr casi como obligación sin saber a la vuelta si realmente ha valido la pena.

Para esas épocas de nube grises y tormentas internas queda siempre una sentencia tan simple y probablemente estúpida que sólo acertaremos a descifrar en el momento que nos demos de bruces con ella:

El objetivo de correr es sencillamente volver más feliz de lo que te fuiste

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10 comentarios en “La sagrada pregunta (y sus millones de respuestas)

    • Yo siempre he creído que hay un momento en que todo hace click y te encuentras en armonía, en ese momento ay sabes que el trabajo ya está hecho.

      Salud.

  1. Yo personalmente corro porque de lo contrario tengo que hacer todas las faenas de casa, tengo mucho tiempo libre y mi mujer es un sargento..
    Fuera bromas creo que cada uno lo hace por algun motivo… yo en concreto me srve para gastar energia pues soy muy activo y en casa no puedo estar mucho rato, no me va la tele y ordenadores estoy hasta la cresta todo el dia.

    • Gracias a Dios cada persona es un mundo y justamente por eso nos motivan cosas muy particulares a la hora de ponernos un objetivo y una de ellas es aplacar los ánimos de los que somos un poco nervios (yo entro en el grupo también Rafa). La cuestión es que al realizarlo (o mejor, al intentarlo) el resultado final sea el de la satisfacción. Si no, de poco ha servido, ¿no?

      Salud!

  2. En uno de esos videos cursis de motivacion lei una frase que me gusta mucho:
    Corro porque quiero y si no quiero corro porque si sigo quiero.
    A mi me motiva.
    Salud

    • Buenas Vicente,

      Y es totalmente cierto, a mí me ocurre en días de resaca: sé que voy a tener dos kilómetros infernales pero luego (casi) como la seda…

      Un saludo.

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