A pesar de los esfuerzos de los científicos por escudriñar cualquier tipo de información vital que de un sentido al sinsentido de la vida estos nunca se han visto capaces de identificar todos los genes que habitan en el cuerpo humano. Aún está por descubrir donde reside el de la estupidez humana, el que genera el zorreo bochornoso cuando suena la primera nota de reaggeton, el que convierte a personas inteligentes en especímenes que repiten como un mantra las sempiternas frases de los que son de su cuerda política,  o aquel que provoca una tartamudez desesperante cada vez que nos queremos dirigir al chico o chica que nos gusta, enamora o apetece llevarse al catre (apunte: pueden ser las tres combinadas).

Centenares de genes aún por localizar (se me olvidaba el de no entender las películas de arte y ensayo francesas o el que te da superioridad moral por tener un euro más en el bolsillo) que explicarían por qué el ser humano tiene un comportamiento tan errático como fascinante. A falta de una inversión mayor para hacer estudios más profundos (cosas de no saber venderse: si se hubieran rebautizado como los Juegos Olímpicos de la Ciencia otro gallo cantaría), a los corredores populares sólo nos queda percibir con nuestro sexto sentido (ese que es capaz de augurar grandes marcas pero jamás una pájara… y así nos va) aquellas personas que potencialmente puede convertirse en runners de tomo y lomo. ¿Puedes ser tú uno de ellos?

1– El marginado que huye para que no le roben por enésima vez el bocata en el cole.

2– El hermano que corre desesperado para abrazar a la mami y tener así ventaja a la hora de repartir las culpas por ese jarrón roto.

3– Los viajeros que les va las vacaciones (o sea, la vida) entre escalas en aeropuertos, cambios de anden en estaciones de trenes o elecciones correctas de autobuses.

4– El que llega justo cuando el supermercado está a punto de bajar la persiana y hace la compra de la semana en quince segundos.

5– El que aún tiene fuerzas para hacer  ‘la cobra’ en el momento más complicado de la noche…y salir huyendo.

6– El que se le pega las sabanas y cada mañana tiene que hacer un sprint para llegara a tiempo al cole o trabajo.

7– El que en el supermercado se sitúa en primera posición en la nueva cola nada más pronunciar el tendero la sílaba inicial de «pasen en orden por esta caja».

8– El trabajador que ha tomado la puerta como un rayo nada más sonar el timbre. Antes de que sueltes un «hasta mañana» ya está abriendo la puerta de su casa.

9– El que deja pasar los días con el trabajo final de la asignatura y en una noche de insomnio se pule 50 folios (a una cara, doble espacio, cientos de puntos y apartes y un tamaño de letra para elefantes).

10– En el partido de fútbol de la hora del recreo, el jugador que no da pie con bola pero que es el primero siempre en rescatar el balón para hacer el saque de banda o para chutar el penalti.

11– El repentino anfitrión que deja el piso semi decente en un visto y no visto ante una visita inesperada. Mejor que no miren debajo de la cama.

12– El invitado que está tomando ya la puerta cuando intuye que la siguiente frase que va a escuchar es «¿Quien va a recoger la mesa?»

13– Quien que alarga la jarana y sale escopetead@ casi sin sin esperanzas de pillar el último bus a casa. Eso sí, no se salva nunca de comerse el primer escalón de la puerta del conductor.

14– El/la adolescente que hace el sprint de su vida para ponerse delante del escenario y así tener al alcance de sus claudicadores, decibélicos y amenazantes gritos a su adorado cantante.

15– El/la amante que salta de la cama a la ventana para que no le encuentren con el/la otr@.

16– El que lucha a muerte contra el reloj en el parque acuático con el fin de repetir lo máximo posible en todas las atracciones.

17– El enfermo que hace un sprint digno de Usain Bolt del comedor al lavabo tras un apretón inesperado.

18– El latero que deshace y rehace el chiringuito en un santiamén cuando divisa presencia policial.

19– El que tapa la boca a un acompañante cuando éste tiene la intención de soltar una verdad incómoda a un tercero.

20– El que empieza dando un primer paso y dice ‘esto no es para mi’… Y luego se pone a rellenar blogs y páginas en blanco.

¿Me dejo alguno? Seguro

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