Fast Foodting, comer-correr-comer

FAST FOODTING

Tú, una hamburguesa y ese persistente sentimiento de culpa. Una de las maldiciones que vienen asociadas a la figura del corredor compulsivo. Un día decidimos que no salimos a entrenar y nos invade durante el resto de la jornada una sensación de pánico terrible a volvernos de golpe más lentos que una respuesta a una avería telefónica. Otro día nos compramos un delicioso helado (de los que tardas más en desenvolverlo que en consumirlo) y al segundo lametón sobreviene un regusto agrío por ese nuevo ingrediente con el que no contábamos: el cargo de conciencia. Una puñetera desgracia. ¿Como casar dos placeres que a veces parecen que están en una batalla más cruenta que la de la integridad con la política? Pues engañándonos, claro, engañándonos…

**Supongo que no hace falta que os diga  de dónde procede la imagen de cabecera: de cuando Meg Ryan era la vecina del quinto y no un clon apresurado de la Duquesa del Alba, Billy Crystal no vivía de rentas y Rob Reiner regalaba un cine que rozaba el cielo con la punta de los dedos.

1-  Ya sabemos, la comida basura tiene mala prensa en general (sólo hay que ver el nombre con el que se le ha bautizado por estos lares) y en el mundo del running en especial. Viene a ser el paquete de tabaco de los atletas que deporteaban durante el partido de solteros contra casados o, peor aún, el aparecer por un Ironman sin saberse de memoria los sponsors que lo patrocinan. Y en esa percepción, como diría nuestra santa madre, mucho tiene que ver, las malas compañías. Es primordial que identifiques a la gente que te rodea por lo sana que es o dice ser, el grado máximo es aquel que desarrolla una tolerancia brutal hacía su comida y una intolerancia brutal a la de los demás. ¿Cómo se reconocen? Tranquilos ya harán lo imposible por hacerlo saber (esas cenas preparadas con esmero en las que nada les gusta y declinan con educados reproches). Pero si no quieres que ellos doblen tu pasión por las grasas saturadas sólo te quedan estas opciones:

a) Comienza a comer a escondidas.

b) Hazles frente masticando con la boca abierta.

c) Piensa en cambiar de amigos (a una persona se le gana por el estómago… y no me refiero a que te den patadas en él).

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asterix obelix banquetes2- Si eres de asfalto, comilón y le tienes tantas ganas como respeto a tirar para el monte, quizá si te digo que la gente que corretea por esos lares suelen ser de buen comer pueda que te sirva para espolearte a dejarte los sesos por algún recóndito sendero. En la montaña está muchísimo mejor visto ponerse como Falete porque todo el mundo sabe que el gasto de energía por kilómetro recorrido suele ser bastante mayor que batiendo el cobre por la ciudad. Y del mismo modo, la obsesión por la marca queda bastante diluida por la genial falta de homogeneidad en las distancias de las carreras que adoran amorrarse a la tierra. Es de lo más normal hacer un pos competición que recuerde a las orgías gastronómicas de Asterix y Obelix tras repartir mamporros a diestro y siniestro.

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3- Dicen que la base del éxito en el deporte se basa en un 50% de ejercicio físico y otro 50% de dieta equilibrada. Vale, vamos hacer unos ajustes para llevar esa teoría a nuestro terreno: el 90% es entrenamiento, el 10% dieta equilibrada (o lo que es lo mismo: 90% de dieta desequilibrada). Si aceptas este nuevo rol sólo falta que seas consecuente con el pacto y no te arrugues con excusas peregrinas para evitar entrenar de buenas a primeras. Hay que quemarlo y mantener el tipo.

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Trofeo comida4- La hamburguesa es el premio. En infinidad de ocasiones el trauma comienza cuando la comilona ha llegado antes del esfuerzo, así que hay que cambiar el concepto. La comida basura no es un descenso a los infiernos sino una merecidísima recompensa tras un gran desgaste planificado con una X en el calendario. Mejor que una medalla, bastante mejor que batir marca personal y, por supuesto, muchísimo mejor que tuitear tus resultados, es saber que tras cruzar la meta te espera un bocado de una grasienta y mugrosa hamburguesa de dudosa procedencia. Y cuanto más largo sea el entrenamiento o la carrera más merecido nos parecerá ese goloso trofeo. ¿Te acuerdas del burro y la zanahoria? pues algo parecido.

Ojo, no hace falta que canjees tu obsequio al momento de completar tu gesta (es probable que tengas el estomago cerrado y el cuerpo sólo apto para ser acogido por la UVI de la cama). Puedes posponerlo a la noche o, incluso, un par de días, pero no más, ya que es una promoción que tiene fecha de caducidad mental, pasado un tiempo vuelve a aparecer el terrible monstruo de los remordimientos.

Ah! y al igual que en la lotería (y, curiosamente, también en la mayoría de las carreras populares) los premios no son acumulativos, así que no es buena idea irse de juerga con el señor colesterol varios días seguidos simplemente por-que te-lo-has-ga-na-do, ¿o te tengo que recordar sus consecuencias?

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5- Pero si no puedes aguantar el mono calórico o te han liado de mala manera (la pizza futbolera, el postre de la mama al que jamás se le debe decir que no, el nuevo paqui que acaba de abrir esta semana) olvida todo ese rollo de «mañana salgo a entrenar para compensar», eso es como ayudar a cruzar un semáforo a un ciego tras haber atracado un banco suizo. Existe la probabilidad de que no cumplas y entonces se te unirán dos dramas a resolver con una navaja y un par de muñecas. Mejor disfruta del banquete como si no hubiera un mañana. Y mañana… ya hablaremos.

FAST FOODTING: ALIMENTACIÓN ANTIDEPORTIVA

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– Zonas de entrenamiento kamikazes: la playa de BCN

– El noble arte del recortador

– 50 sombras del trail (capítulos 12 y 3)

– Correr, revolcarse y huir

– Running, mentiras y cintas de pelo

10 comentarios en “Fast Foodting, comer-correr-comer

  1. Ayer estabas en mi mente cuando me comí la hamburguesa para cenar???jajajjaja.

    Muy bueno como siempre.

    Saludos.

  2. Los corredores populares somos unos acomplejados, no disfrutamos de la vida. Yo ya ni bebo, si puedo no tomo ni una cerveza con alcohol. Intento aplicar el sentido común en las comidas pero sin ser muy talibán. En general cuidamos alimentación, nos abstenemos de sexo la noche antes, nos da remordimiento si un día abusamos del chocolate…no sabemos vivir.
    Y lo peor del caso es que cuando crees que esto sirve para algo conoces al típico corredor que se infla a hamburguesas, que trasnocha, que bebe, que se emborracha en cada fiesta a la que acude y luego te barre en cualquier carrera sacándote 15 minutos en media maratón.

    • La genética, la puñetera genética, que por más que te esfuerces muchos con la mitad de sacrificio consiguen resultados mejores que los tuyos… La mayor injusticia dentro del mundillo.

      Salud Gonzalo!

  3. Yo he atracado muchos bancos suizos pero he ayudado poco a los ciegos a cruzar la calle. Pero no pasa nada. Soy el puto amo del autoengaño.
    Cuando acabas una carrera rollo maratón y un poco más allá, el hambre que te va entrando al pasar las horas es brutal…yo lo comparo con Marvel Zombies de Kirkman, te sientes poderoso por haber triunfado (finisher justito) y el sentimiento de culpa desaparece, así que…a devorar!

    • Totalmente de acuerdo, hay que aprovechar esos instantes de ausencia de culpa para devorar todo lo que se pueda antes que vuelva a aparecer. Hacemos más sprint comiendo que corriendo, jeje.

      Salud!

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